Con la vuelta al cole vuelven los madrugones, las discusiones por la noche para que se vayan a la cama y los amaneceres somnolientos. Después de dos meses en los que muchos niños han estado disfrutando de días libres sin rutinas, a veces resulta complicado volver al día a día. Pero, ¿cuánto tiene que dormir un niño cada día? ¿Es recomendable adelantar la hora de la cena a la que hasta hace unos días era la hora de la merienda?
No todos los niños son iguales y, por supuesto, las necesidades de sueño son diferentes a cada edad. Los bebés duermen entre 12 y 16 horas, incluyendo las siestas que suelen hacer por la mañana y por la tarde. A partir del año de vida ese tiempo comienza a reducirse poco a poco y los pequeños pasan más horas de día despiertos, si bien todavía duermen la mitad del día, entre 11 y 14 horas.
Mi bebé no duerme, ¿qué puedo hacer?
Los niños comienzan el colegio a los tres años y tienen un horario escolar que arranca a las 9 o 9,30 de la mañana, si bien algunos entran antes utilizando los servicios de aula matinal, así que están en el colegio a las 8 de la mañana. Desde los tres a los cinco años, los niños necesitan de 10 a 13 horas. Teniendo en cuenta la hora de entrada al colegio, el tiempo de traslado y el necesario para dedicar tiempo al aseo y la cena, las cuentas ponen la hora de acostarse en, al menos, las nueve de la noche.
Por qué es importante la siesta para los niños
A partir de los seis años y hasta los doce, cuando se termina la primaria, la recomendación es que los niños descansen entre nueve y doce horas, lo que hace que el horario se mantenga más o menos igual que en la etapa de infantil.
Para que los niños se acuesten a la nueve de la noche es recomendable que cenen, al menos, una hora antes. Del mismo modo, también es mejor si dejan de jugar con videoconsolas, ordenadores o teléfonos móviles también a esa hora y, por supuesto, que no tengan pantallas en su habitación.
De los 13 a los 18 años. En la etapa que va desde la secundaria al bachillerato, el horario de sueño ya se asemeja a de los adultos, pasando a ser de ocho a diez horas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a esa edad los menores entran a clase a las ocho y cuarto de la mañana, lo que hace que la hora de dormir no deba ir más allá de las once de la noche.
En un país en el que muchas familias cenan a partir de las diez de la noche y en el que incluso muchas jornadas laborales terminan a esa hora, a veces resulta difícil conseguir horas suficientes para el descanso. Sin embargo, conocer las necesidades de sueño de cada edad y conseguir que los niños tengan rutinas de sueño saludables mejora la atención, la capacidad de concentración y mejora la calidad de vida en general. Por el contrario, en los niños con falta de sueño, se ha detectado una mayor predisposición para enfermedades como la obesidad, la hipertensión o incluso la depresión.
Poco a poco los niños se irán adaptando al nuevo horario pero si tienen problemas para conciliar el sueño, sufren pesadillas o duermen demasiado, siempre es recomendable consultar con el pediatra.
20 de enero-18 de febrero
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