El atragantamiento es muy habitual entre los bebés se trata de uno de los episodios más angustiosos paras los padres con sus bebés pero no el único. Por eso, tener nociones de algunas maniobras es importante para saber cómo reaccionar en casos de emergencia y para no entrar en pánico.
En todos los casos, lo primero es llamar al teléfono de emergencias para solicitar ayuda. Además de llamar a los médicos te podrán ayudar a mantener la calma y a guiarte para realizar las maniobras correspondientes. Si ya las conoces será mucho más fácil que las realices con tranquilidad mientras llegan los servicios sanitarios.
En el caso del atragantamiento y asfixia lo primero es comprobar que no hay ningún objeto o resto de comida obstruyendo las vías respiratorias del bebé, para ello puedes utilizar tus dedos con suavidad para explorar la cavidad bucal. Para seguir hay que alternar dos posiciones: una boca abajo sobre tu muslo o sobre tu antebrazo, con la cabeza más abajo que el resto del cuerpo y otra boca arriba. Por al bebé boca abajo y golpea su espalda cinco veces con la mano hueca y luego boca arriba y comprime su pecho con tres dedos en el punto de compresión del tórax otras cinco veces. Así sucesivamente.
Reanimación cardiopulmonar (RCP): Si tu bebé ha dejado de respirar, colócalo bocarriba y comprueba que sus vías respiratorias no están obstruidas. Inclina su cabeza levantando la barbilla para que su cuello quede completamente estirado. Comienza con diez respiraciones en dos tandas de cinco con un descanso de unos segundo entre una y otra después realiza treinta compresiones con tres dedos sobre el punto de presión del tórax de forma rítmica. Repite hasta que lleguen los servicios sanitarios o hasta que vuelva a respirar de forma autónoma.
Maniobra de recuperación: Se trata de colocar a tu bebé en una postura sencilla y en realizar un seguimiento de sus constantes vitales. Primero cógelo en brazos como si fueras a acunarlos, colócalo con la cabeza inclinada hacia abajo (debe quedar por debajo del resto del cuerpo) y luego comprueba su respiración, su pulso y su nivel de respuesta a diferentes estímulos: llámalo por su nombre, muevo su brazo o haz ruidos. Esta es la posición en la que debes esperar la llegada de los servicios sanitarios.
Si tu bebé está inconsciente llega el momento de poner en práctica las nociones aprendidas. Comprueba su respiración. Si no respira, hay que realizar la reanimación cardiopulmonar. Si respira aunque sea muy suavemente llega el momento de colocarlo en la postura de recuperación mientras se espera a la ambulancia.
Un caso más especial es el de los bebés con epilepsia. Si comienza a convulsionar, lo primero es evitar que se haga daño golpeándose, por lo que hay que retirar cualquier objeto de su alrededor y colocarlo en una superficie plana y diáfana. Coloca algo blando bajo su cabeza y desabrocha su ropa, especialmente si lleva alguna prenda que le comprima. Observa la zona del cuello, la cintura y las extremidades. Coloca al bebé de lado para favorecer su respiración y espera a que la crisis finalice. Si es la primera vez que le sucede, si la crisis dura más de cinco minutos o si es la segunda consecutiva, siempre hay que llamar a la ambulancia. Si tu hijo ya está diagnosticado poco a poco, con asesoramiento médico, sabrás como responder ante las crisis.
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