Peggy Guggenheim: en el nombre del arte

Cuando Lisa Immordino Vreeland encontró, en el sótano de la biógrafa de Peggy Guggenheim, una docena de cintas de audio que llevaban décadas perdidas, supo que estaba ante su nuevo documental. En 2012, Immordino se había estrenado en el género con 'Diana Vreeland: the eye has to travel', una aplaudidísima cinta sobre la gurú de la moda, abuela política, a la sazón, de la propia Lisa.

'Peggy Guggenheim: adicta al arte' (que podrá verse en febrero en Canal+ Xtra) era un reto a la vez distinto y similar. "Las dos procedían de familias tradicionales dice la realizadora, y decidieron crear sus propias reglas. Pero Vreeland tenía un carácter alegre y Peggy, más depresivo".

Descendiente de una acaudalada familia, huérfana de padre desde niña (Benjamin Guggenheim murió en el Titanic), la rebelde Peggy se mudó a París en su juventud y el flechazo con el movimiento vanguardista fue inmediato. En apenas unos años, la joven excéntrica mutó en coleccionista de prodigiosa intuición: descubrió talentos como Jackson Pollock o Max Ernst y vivió el arte desde el fondo de su corazón.

"Era una polinizadora", dijo de ella el historiador del arte John Richardson, una de las voces del documental. "Fue su propia creación", añade el marchante de arte Larry Gagosian. Peggy murió en 1979, pero la fascinación por su espíritu libre y brillante sigue intacta.