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Al principio fue Madonna

Todo mito tiene unos orígenes. Y los de la ambición rubia tienen el color y el sabor de los años 80. Una exposición reúne en Málaga algunas de las fotografías icónicas de esa primera etapa.

Hombreras, cardados, vaqueros de cintura alta, sombrero y doble capa de maquillaje: un look inconfundible para una cantante, Madonna, cuyo rostro y cuya voz empezaban a sonar en la escena musical de los 80.

'Madonna, el nacimiento de un mito', la exposición que acaba de abrir sus puertas en La Térmica de Málaga (apadrinada por la entidad Contemporánea), explora esta primera etapa de la artista a través de 50 imágenes tomadas por los tres fotógrafos que construyeron su imagen: George DuBose, Deborah Feingold y Peter Cunningham.

Soy mi propio experimento. Soy mi propia obra de arte.

Madonna - Cantautora, actriz y empresaria.

Cunningham recibió en 1981 el encargo de fotografiar a una cantante emergente. "Es la nueva Marilyn Monroe", le dijeron. A él le dio la risa. Pero cuando la joven Louise Veronica Ciccone apareció en su estudio, pasó seis horas fotografiándola. Esta sesión de imágenes (muchas de ellas perdidas hasta hace poco) nos muestran todo su carisma incipiente.

George DuBose ya lo había intuido meses antes, cuando fotografió a la cantante (aún parte del grupo The Breakfast club). Y un año después, cuando Deborah Feingold la puso ante su objetivo, la joven era ya una diva en ciernes, con actitud, look y talento a raudales. A pesar de todo, seguramente ninguno de los tres fotógrafos podía imaginar que hoy, 35 años después, el mito sigue vivo y en permanente reinvención creativa. Hasta el 15 de mayo.

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