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Claire Underwood, el poder nunca es inocente

Robin Wright compone el perfecto animal político en 'House of Cards', la serie de Netflix que arrasa por momentos.

Robin Wright es Claire Underwood en 'House of Cards'. / D.R.

Jorge Carrión Madrid

"Detrás de un gran hombre hay una mujer con sangre en las manos"

Claire Underwood

No ha sido fácil escoger la cita de Claire Underwood que acompaña estas líneas. Su parte del guión está llena de frases felices y terribles -"Dejaría que tu hijo muriera dentro de ti, si fuera necesario"- similares a latigazos. Y forman parte de un guión por momentos magistral (pienso, sobre todo, en la primera y en la cuarta temporada), de fuerte acento teatral.

Cuando Frank, su marido, socio y superaliado se dirige a nosotros, de su boca salen 'tuits' perfectos, aforismos perfectos, breves ensayos políticos que son versiones perfectas y posmodernas de 'El arte de la guerra', de Sun Tzu. Cuando Claire se dirige a Frank, no podemos evitar pensar en Lady Macbeth.

La violencia engendra violencia, nos dice Shakespeare en su tragedia. Y la mentira. Y la traición. Y el castillo de naipes del que habla el título frágilmente formado por actos violentos, mentiras y traiciones está siempre a punto de desmoronarse.

Si la elegancia es cuestión de esqueleto, Claire es el no va más de la elegancia. Su cuerpo y sus maneras se imponen siempre que entra en pantalla. Pero la seducción corporal no es la estrategia política que más utiliza. Gracias a su afilada inteligencia, aprende rápidamente de los mejores cómo amenazar, negociar, chantajear, conspirar, extorsionar, violentar.

Sus facciones, sus peinados, sus trajes, sus curvas, su esqueleto: hay quien dice que Satanás era el ángel más bello de Dios. La belleza física y gestual de la protagonista tiene un paralelismo en los planos, hermosos y geométricos hasta el último detalle. Como en 'Mad Men', ese preciosismo no hace más que disimular el caos, como si la armonía formal fuera la máscara del conflicto.

Pese a las apariencias, 'House of Cards' no habla sobre el Partido Demócrata ni sobre los Estados Unidos ni sobre macropolítica, sino sobre los Underwood: su matrimonio, la micropolítica. Y mientras Frank evoluciona mínimamente como personaje durante cuatro temporadas, porque ya era enteramente monstruo desde el primer minuto, Claire lo hace a pasos agigantados con sus carísimos zapatos de tacón, hasta ponerse a su altura. Si el drama de Shakespeare contaba solo con el nombre de él en el título, el de ellos dos debería llamarse Los Underwood. Atractivos y terribles, hijos de Satanás. Tal para cual.

'House of Cards' (Netflix)

Es una serie política que narra el asalto, más o menos democrático, de Frank (Kevin Spacey) y Claire Underwood (Robin Wright) a la Casa Blanca. El ascenso de los dos protagonistas está teñido de traiciones, manipulación y muertos, porque no tienen ningún tipo de escrúpulo. Desde un punto de vista formal, es llamativo que Frank se dirija de vez en cuando directamente a nosotros, sus espectadores, rompiendo la cuarta pared.

* Jorge Carrión es autor de 'Teleshakespeare' (Errata Naturae)

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