Un sueño reparador y suficiente durante la noche nos ayuda a mejorar nuestro rendimiento físico e intelectual a la mañana siguiente. Por eso, es imprescindible hacerlo en una superficie adecuada a nuestras necesidades. Y para elegirla, debes tener en cuenta estos siete puntos:
Lo primero que debes saber es cuáles son esas necesidades, y bastará con hacerte estas sencillas preguntas: ¿duermes sola o acompañada?, ¿prefieres un colchón firme o suave?, ¿cuánto pesas?, ¿eres friolera?, ¿en qué postura duermes?
Además, deberás tener en cuenta siempre que tu columna vertebral tiene que mantenerse alineada en su posición natural, tanto si duermes boca arriba (la columna mantendrá sus curvas naturales), como si lo haces de lado (la columna estará totalmente recta y equilibrada), ya que no es aconsejable dormir boca abajo. Es clave que todos nuestros músculos estén en situación de reposo, por eso, la mayor o menor firmeza del colchón, así como su adaptabilidad, ha de ir en relación con nuestro peso y anatomía. Eso sí, cuando hablamos de firmeza nos referimos a la estabilidad que te da el colchón cuando estamos tumbados, no quiere decir blando o duro.
Una vez disipadas estas dudas, toca elegir el material del colchón que, como vimos hace unos días, puede ser de espuma, látex o muelles. ¿Qué debes tener en cuenta? Recuerda que los primeros son firmes y flexibles, se adaptan a nuestro cuerpo y a nuestra temperatura y distribuyen el peso de forma uniforme. Los segundos, además, evitan que notes los movimientos (por ejemplo, si duermes acompañada) y favorecen la circulación del aire, evitando que pases calor mientras duermes. Los de muelles, por último, distribuyen muy bien el peso, de modo que ninguna parte de tu cuerpo soporte una presión excesiva si tienes un sueño muy profundo, y son muy duraderos (y por tanto, muy rentables).
Recuerda también que, en la cama, el tamaño sí importa . Mucho. Menos mal que los colchones de IKEA se adaptan a las medidas de tu habitación, a tu postura de descanso y a si duermes sola o acompañada porque, desde 2007, el tamaño está adaptado tanto a los estándares españoles, como europeos.
Tómate tu tiempo para probar el colchón antes de comprarlo, aunque en IKEA tienes 365 días para devolverlo si no te convence.
En la tienda, no dudes en tumbarte, prueba diferentes posturas y para saber si es demasiado rígido, colócate de espaldas y pasa una mano entre la zona lumbar y el colchón: si hay demasiada, cambia tu elección.
Por último, aunque recomiendan cambiar el colchón cada 10 años, en IKEA están tan seguros de la calidad y durabilidad de sus colchones que dan hasta 25 años de garantía.
20 de enero-18 de febrero
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