vivir
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Fue estilista de Björk, Duran Duran y Boy George. Colaboró con Dior, Vuitton y Comme des Garçons. Volvió locos a los fashionistas de los 80 con sus accesorios a base de soldaditos de juguetes, tenedores y llaves.
Y ni siquiera sabemos su nombre: Judy Blame es un nom de guerre que el estilista adoptó poco después de escaparse al Londres más contracultural, a los 17 años y convertirse en una parte esencial del universo trendy-punk. Ahora, una exposición monográfica (Judy Blame.
Never again, del 29 de junio al 4 de septiembre, Institute of Contemporary Arts, Londres) reivindica la trascendencia de su trabajo.
Judy Blame
Imprescindible de los clubes londinenses de los 80, Blame logró llamar la atención de los trend setters con sus personalísimas joyas realizadas con objetos variopintos, que vendía en la legendaria boutique The House of Beauty and Culture, de la que fue cofundador. Aquella senda le llevó a convertirse en estilista de revistas como i-D (donde sigue trabajando), y en colaborador estrella de fotógrafos como Jean Baptiste Mondino o Juergen Teller.
De manera inevitable, las grandes firmas se fijaron en él: Rei Kawakubo fue la primera en apostar por Blame y poco después le siguieron Galliano, Jacobs y, sobre todo, Kim Jones para Vuitton, con quien, aún hoy, le une una gran amistad.