Pasear por los oscuros pasillos de los adentros del laberinto pesimista de Samuel Beckett sobre la condición humana es toda una experiencia. El experimentalismo que tradujo a los escenarios en lo que se conoce como el teatro del absurdo le llevó a producir una de las obras de teatro más interesantes del siglo XX.
Dotada de un humor negro y sórdido, Esperando a Godot es la mayor representación de todo un esfuerzo por romper convenciones artísticas y por profundizar en el drama del hombre sin Dios y sin sentido de la posguerra. El estado psicológico y emocional de la crisis que se manifiesta en el pensamiento existencialista.
Ambos elementos se desdoblan en una tragicomedia tejida con un lenguaje brillante y sobrio que influyó enormemente en todos los ámbitos del arte. No hace falta una trama para contar algo, no hacen falta palabras para transmitir pensamientos.
Aun así, y precisamente por ello y por la repetitividad que encontramos en ella, la obra consigue simbolizar la carencia de sentido de la vida, el hartazgo y la falta de impulso que sufre el hombre del siglo XX. Sin adornos ni esfuerzos estéticos, resulta realmente una pieza teatral deliciosa.
Con fría pero enorme gracia y elegancia, reta a los convencionalismos de la época e invita a reflexionar sobre la actitud de los individuos y de las masas con respecto a sus dirigentes, con respecto a la religión y con respecto a sí mismos. Sobre la inmensa soledad que eso le supone y sobre la intolerable sensación de desamparo que lo consume.
Todavía recuerdo la primera vez que la vi representada... La fascinación con la que salí de aquella sala. Vladimir y Estragón debajo de aquel árbol... con su interminable espera de algo que nunca ha de llegar. Al menos, queda un pequeño consuelo cuando se oye la frase: "Las lágrimas del mundo son inmutables. Cuando alguien empieza a llorar aquí, alguien deja de llorar en otra parte".
La Nuca Teatro representa Esperando a Godot, de Samuel Beckett, en el Teatro Alfil de Madrid, hasta el 19 de junio.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?