vivir
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Las reglas del Ministerio del Tiempo las impuso Isabel la Católica. Cinco siglos más tarde, otra mujer, Amelia Folch, no solo se atreve con su inteligencia y con su cuerpo a cambiar las reglas de ese juego tan serio, sino también a alterar su propio destino. Creíamos que esa catalana nacida en 1857, abolicionista y estudiosa, guapa y veinteañera, tendría un hijo con otro personaje de la serie y moriría a los 28 años. Pero al contravenir la educación católica materna y al disponer libre, sexualmente, de su cuerpo ha reescrito su propia historia, mientras de paso comenzaba un nuevo capítulo de la nuestra.
La memoria fotográfica de Amelia es una gran metáfora de los hermanos Olivares: si la protagonista femenina de El Ministerio del Tiempo, una de las primeras alumnas de la Universidad de Barcelona, simboliza el futuro de la mujer española, es importante que ese futuro se construya mediante una memoria exhaustiva, mediante el conocimiento milimétrico de la historia de España.
"Hija, la vida es más que leer libros", le dice su madre. Y responde ella: "Ya lo sé, lo aprendí leyendo". Su voz nos lee los hechos y las contradicciones, el contexto de cada una de las misiones a las que se enfrentan los agentes del Ministerio. Es la voz de nuestra conciencia: de todo lo que tendríamos que saber, de todo lo que deberíamos haber aprendido en el colegio, de nuestra conciencia histórica (que tanto nos hace falta).
Ningún ser humano es una isla. El archipiélago de Amelia, más allá de su familia biológica y la sociedad de su época y del enjambre del Ministerio, está formado sobre todo por hombres. Es parte de un triángulo, junto a Alonso de Entrerríos (soldado de los Tercios de Flandes del siglo XVI) y Julián Martínez (enfermero madrileño de nuestros días). Forman una célula, un equipo.
El Ministerio del Tiempo no solo está engendrando en tiempo presente el futuro de la teleficción española, también nos está recordando que una cultura vive simultáneamente en las tres dimensiones. Alonso de Entrerríos es el espíritu del pasado; Julián Martínez, el del presente; y Amelia Folch, el del futuro. Por eso no es de extrañar que yo conociera a sus tataranietas en la universidad. Porque todos tenemos en nuestro ADN su sagacidad, su valentía, su sed de saber. Porque es realmente una pionera.
Es una serie española con dos temporadas hasta la fecha y una en producción, creada por los hermanos Olivares y emitida por TVE. Fabula la existencia de una institución gubernamental que vigila las puertas que conectan diversos momentos de la historia de España. Los agentes son de épocas diversas y viajan constantemente en el tiempo para evitar que la historia sea cambiada.