La vida/cara nueva de Isabel Pantoja

Le gritaron de todo desde el patio de butacas: "la más grande que ha parío madre", "cosa linda", "belleza". Isabel Pantoja disfrutó su primer lleno total en el Teatro Real de Aranjuez: había ganas de verla y de escuchar 'Hasta que se apague el sol', su último disco, con canciones del fallecidoJuan Gabriel .

Se acabaron los gritos de "choriza" que hubo de escuchar tantas veces durante sus entrada y salidas de la cárcel de Alcalá de Guadaira. De cabeza de turco de una trama de blanqueo a radiante diva, la tonadillera ha de recuperarse económicamente de un turbio asunto que amenazó ruina.

A 100.000 euros el bolo, la veremos próximamente en Madrid (11 de febrero), Barcelona (18 de febrero) y Sevilla (24 de junio).

Lo cierto es que Isabel, viuda de España, madre atribulada por unos hijos que le han salido por peteneras, va gastando vidas como aquella gata que caminaba sobre un tejado ardiendo.

Por eso las primeras palabras que pronunció al cesar los aplausos que la celebraron en el escenario fueron: "Sigo estando aquí". Esa es precisamente su fuerza: la permanencia.

Contra viento y marea, ella siempre termina por reaparecer. Esta vez, con un rostro que ha requerido ayuda extra para lucir fresco e ilusionado. Se elucubró con una depresión tras su salida de la cárcel en marzo, pero quizá, tras los comprensibles ajustes iniciales, simplemente se centró en los trabajos cosméticos como una forma de sanación.

Sabíamos que la folclórica diva había ingresado en el hospital Infanta Luisa de Sevilla para someterse a dos operaciones de cirugía estética: una abdominoplastia para reducir la barriga y una mastopexia para elevar el pecho.

Con los retoques de su cara, Isabel Pantoja hace borrón y cuerpo nuevo de cara a un 2017 en el que ya no podrá refugiarse tanto en la intimidad de su casa y de su familia.

Los expertos adivinan de todo en su nueva expresión: bótox, ácido hialurónico, hilos reabsorbibles, toxina botulínica...

Un completo en toda regla, a la altura de aquella mítica renovación total que mostró la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega al dejar su cargo.

Mujeres para las que los 60 son los nuevos 40. Qué lujo.