vivir
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Noche expectante ayer en Gran Hermano, con la expulsión que debía decidir qué tres concursantes llegaban a la gran final. Finalmente tuvo que salir de la casa Miguel, el polémico gallego rompeparejas que, además de presumir de un estilo de seducción digno de 'Las amistades peligrosas', representó una cuestionada historia de superación personal arrancándose y quemando su exagerado peluquín en la casa para aceptar así su (supuesta) calvicie.
Todo lo suyo es tan impostado, que Jorge Javier terminó llamándole "centro dramático nacional con patas". Sin embargo, una persona le superó ayer en exageración: él.
La noche se presentaba tan molesta como casi todas las galas de este Gran Hermano fallido: la mecánica fijaba careos entre los finalistas y sus némesis ya en el exterior que no contribuyeron precisamente a la paz televisiva. En vez de conversaciones, solo hubo gritos, y el programa discurrió en un guirigay de reproches e insultos insoportable.
Tanta tempestad sembró la dirección del programa, que hasta el presentador se encontró inmerso y, quizá, superado por esta estrategia pro bronca. En cuanto Miguel tomó asiento en el taburete y Ana, su defensora y amiga en el plató, intervino para defenderle, Jorge Javier dio un golpe violento en la mesa y se le gritó totalmente fuera de tono "¡Basta! ¡no! ¡No! ¡Fuera del plato!".
"No me vaciles Ana, ya estoy cansadito de algunos comportamientos", se justificó. Por el pinganillo, le apremiaban para que se tranquilizara y continuara con la entrevista, que pudo hacer gracias a la colaboración sensata de Miguel. Este solo quería disfrutar de su minuto de fama bien ganada, y hasta le preguntó a Jorge Javier si se enrollaría con él. "Yo no cierro puertas a nada"; le contestó este.
Con tanta bronca, la entrevista más esperada terminó como una de las peores, en parte porque Jorge Javier parecía tener demasiadas cosas que decirle a Miguel como para que este tuviera espacio para hablar.
En el último minuto, Ana volvió al plató y recibió una disculpa que llegaba tarde: "Ha sido un momento de exaltación, perdóname. Te agradezco que hayas entrado".