vivir
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El escenario: el casoplón de María Teresa. El objeto de todas las burlas: la gordura de Terelu. El convidado de piedra: Bigote Arrocet. En esta ocasión, se mostró algo más el agobio que sufren estas rubias mujeres enfrentadas al común de los mortales, que las besan, las aprietan y las zarandean a la menor ocasión. Ellas, educadas, dan las gracias por delante y refunfuñan como demonios por detrás, hartas de tanto manoseo. Lo cierto es que, en este capítulo especial del reality que nunca se sabe si volverá, la mala leche campó a sus anchas. Estos fueron los momentos peores-mejores de la noche.
Lo mejor-mejor: el cabreo de 'las niñas' con Bigote Arrocet. Una de las sospechas que planea sobre todo el reality es que, en realidad, a las hijas de María Teresa no les gusta demasiado el novio de su madre. Y cuanto más dice lo contrario la matriarca Campos, más se convencen los comentaristas de que a ellas no les convence para nada. En este episodio de “Las Campos” hubo miradas muy expresivas en este sentido y, además, un correctivo serio por parte de Carmen Borrego, la de enmedio de Las Campos. Cuando Bigote explicó que a él no le gusta regalar en las fechas señaladas, Borrego le vinoa replicar que si mantienen viva la tradición de los regalos es solamente porque a María Teresa le hace muchísima ilusión y que debiera pensar más en ella y menos en él mismo. Zas, en toda la boca.
Lo mejor: La ironía salvaje de Carmen Borrego, un personaje bisagra entre los caracteres desatados de María Teresa y Terelu que está absolutamente desaprovechado. Cuando se entera de que Terelu ha de coger, por primera vez en su vida, un autobús, comenta: “Cuidado, que si está muy bebida igual se coge un búho”. Cuando se ve a ella misma en la portada de una revista, llama a su hermana y le dice: “Salgo con un cuello de 180 años. ¿Se puede estar más horrorosa?”.
Lo mejor-peor: este diálogo entre madre e hija, sentadas en la mesa de la cena navideña, que destapa a Terelu como la hija más faltona, consentida y maleducada de la televisión. Llevada por la guasa, María Teresa le pregunta guasona: “¿Quieres un churro Terelu?”. Esta, cabreadísima, le contesta: “Vete a la mierda, mamá. Eso que has dicho es una ordinariez. Y no me gustan los churros, me gustan las porras”. Lejos de achicarse, su madre entra al trapo e insiste: “¿Quieres una porra entonces, hija?”. Absolutamente fuera de sí, Terelu remata la faena: “No gracias mamá, muy amable. La porra ya que la comes tú por la noche”.
Lo peor-peor: la vergüenza ajena por la interpretación final de la canción “Si nos dejan” por parte de Bigote y María Teresa. Los caretos de estupefacción de sus hijas ante el lamentable momento adolescente de los dos cantores por poco ocasiona una guerra sangrienta en plató: Mila sugirió que la madre trataba de mandarles un mensaje a sus hijas y María Teresa se puso hecha una hidra.
Lo súperpeor: La constante vigilancia y comentario sobre lo que come o deja de comer Terelu. Suponemos que ella se presta a jugar el papel de la gorda de la que todo el mundo se burla (terrible pedagogía, menos mal que el programa es tarde y no lo ven las niñas) cheque mediante, pero cada vez tiene menos gracia la persecución. En un momento bajuno, la periodista Beatriz Cortázar se vino arriba llegó a preguntarle algo así en plató: “¿No te molesta que todo el mundo te considere una gorda?”. Una joya de pregunta.
- Edmundo Arrocet y María Teresa Campos, juntos a pesar de todo
- El enganchón entre María Teresa Campos y Mila Ximénez