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Ha muerto a los 105 años, después de una vida de película que la llevó a ejercer de corresponsal en muchas de las guerras que cruzaron el siglo XX. Clare Hollingworth fue la periodista que, en 1939, dio la noticia de que la II Guerra Mundial había comenzado. La invasión nazi de Polonia la pilló organizando la huida al Reino Unido de más de 3.500 refugiados políticos y judíos. Por aquel golpe de suerte, sus compañeros del periódico británico “The Daily Telegraph” la apodaron 'Pimpinela Escarlata'. Tenía solo 27 años y apenas llevaba una semana como enviada especial del diario a Polonia.
En 1940, ya trabajando para el “Daily Express”, Hollingworth cubrió la abdicación forzada del rey Carlos II de Rumanía saltándose todas las reglas de la censura. Cuando la policía fue a su apartamento a detenerla por tal motivo, se desnudó para que les fuera imposible sacarla de casa. En 1941 fue enviada a Egipto, donde de alguna manera lograba llegar a primera línea de fuego a pesar de no estar acreditada en ningún servicio por ser mujer. Su atrevimiento era tal, que el británico general Montgomery la envió de vuelta a Trípoli a la fuerza. Cabezota y resolutiva, se puso entonces a las órdenes del “Chicago Daily News” para poder sumarse al contingente estadounidense en Argelia, a las órdenes del general Einsenhower.
Durante su larga estancia en Argelia, más de diez años, no solo sobrevivió a varios atentados, uno de ellos gracias a amenazar con su zapato a un terrorista de la OAS (Organización Armada Secreta), sino que obtuvo valiosas exclusivas para el 'Manchester Guardian', su diario de cabecera entonces. En 1963, fue la primera en contar que el espía británico Kim Philby se había pasado a las filas soviéticas, y a finales de la década viajó a Vietnam. En los 70 vivió entre Francia, Gran Bretaña, China y Hong Kong. Estaba en la plaza de Tiananmen en 1989, cuando los tanques se llevaron por delante a los estudiantes.
Otras mujeres rompieron con todos los estereotipos posibles al cubrir conflictos bélicos de gran envergadura, la II Guerra Mundial en especial. Martha Gellhorn, compañera de correrías de Hemingway durante la Guerra Civil y luego su esposa, era bastante más aguerrida que el escritor. No dudó en meterse de polizón en un barco hospital para llegar a Normandía y convertirse en la primera mujer en informar sobre la invasión. Lee Miller cubrió la guerra para 'Vogue', algo impensable hoy en día, pero muchos periódicos y agencias emplearon a mujeres como corresponsales: Helen Kirkpatrick, Margaret Bourke White, Ruth Cowan, Katherine Coyne, Lee Carson, Mary Welsh y muchas otras convencieron a sus jefes de que eran tan duras como el que más. Dicen que la competitividad entre ellas era feroz. Las llamaban ‘las damas del Día D’.