vivir
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Estos dos diseñadores holandeses siempre han hecho las cosas a su manera, con imaginación, humor y grandeza. En 1989, organizaron un desfile no autorizado en la mismísima Semana de la Moda de París para atraer (y escandalizar) a la prensa.
Y, desde esos comienzos, sus hitos geniales han sido muchos: el desfile Russian doll, en el que vistieron a una modelo con sucesivas capas de ropa mientras daba vueltas en una plataforma giratoria; su contrapartida, Glamour Factory, en el que le iban quitando prendas a otra; el ejército de muñecas de procelana (una por temporada), que tiene su propia exposición itinerante; la colección Red carpet, con vestidos hechos a partir, sí, de alfombras rojas; o las apariciones sorpresa de "modelos" como la actriz Tilda Swinton y los cantantes Tori Amos o Rufus Wainwright en sus desfiles.
La National Gallery of Victoria en Melbourne (Australia) ha intentado condensar toda esa creatividad y ese espíritu lúdico en sus salas a través de la exposición Viktor&Rolf. Fashion artists.
Y aunque no es la primera vez que el trabajo de la pareja de diseñadores se ve elevado a la categoría de arte (el londinense Barbican les dedicó una gran muestra en 2008 y varios museos, de Toronto a Tokio, cuentan con piezas suyas), sí es la primera muestra con espíritu de restrospectiva que recorre su magnífica carrera.