Aída Nízar, tras su expulsión, consolada por Jordi González. / d.r.

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Ha estallado la guerra de Gran Hermano VIP: Aída Nizar, expulsada

La tensión y la polémica parece ser la nota dominante en esta edición del reality.

De una manera u otra tiene que haber tensión en Gran Hermano VIP. Si no es tensión sexual, desaparecida en el combate este año, será la de la agresividad, valor al alza en una casa en la que, gracias a Aída Nízar, se libra una batalla campal. Si Telecinco quería reflotar su programa por la vía del acoso y la microviolencia, lo ha conseguido: ayer logró un 20,2% de la audiencia. Todo gracias al tándem Alejandro Abad+Aída, pero también al enfrentamiento paralelo en plató entre el padre de Elettra, Tonino Lamborghini, y Mª Ángeles, la madre de Aída, absolutamente fuera de sí ayer. Al grito desaforado de “mi hija no es una prostituta”, parece que él apartó a su mujer, que pretendía tranquilizarle, de un manotazo. Fue amonestado por el presentador. Debió irse a la calle.

En la casa, las hostilidades comenzaron hace una semana, con la alianza ya manifiesta entre Alejandro Abad, militante del espectáculo sea con quien sea, y Aída, quien no parece enterarse de que el compositor se alineó junto a ella solo por sobrevivir y dar espectáculo televisivo y presume del “tesoro de su amistad”. Ayer, los vídeos de los enfrentamientos superaron todos los límites de lo soportable. Aída llamó a Aless “enfermito” y le reprochó repetidamente “hueles mal”. Este la denominó “Jafar” (por el malvado de “Aladdin”) y “la calaña de España” (?).

Sin embargo, el enfrentamiento más violento se desató entre Alejandro, quien perdió absolutamente los papeles y Elettra, experta en sacar de quicio al más tranquilo. Esta no dejó de gritarle que era un padre indigno y muy poco hombre, pero él traspasó la línea al llamar “gorda” y “zorra” a la italiana, al fin y al cabo tres décadas menor. En realidad, Abad poner verde a todas las mujeres de la casa por una razón u otra, casi todas misóginas: o sugiere que son “prostitutas” o muy “bastorras”. A Imma la llamó “abuela de mierda”. A Elettra, “la 'fuli' de turno” y “muñeca malparida”. A Daniela, “no hay colchón que se le resista”. Solo respeta a Emma Ozores, absolutamente engullida por la situación, a la que ve como “una persona correcta”.

Al final, la salida de Aída Nízar de la casa era una cuestión de urgencia: causó baja con un 69,69% de los votos. La cosa estaba demasiado caliente como para dejar a una persona aparentemente desequilibrada en un encierro como el de Guadalix. Ya en el plató, sufrió algo muy parecido a un ataque de nervios en brazos de su madre, también notablemente alterada. Cuando se tranquilizó, Nízar quiso llevarse a más gente por delante. Le dijo al padre de Elettra que era una vergüenza traer a una hija como la suya al mundo. Y confirmó al mundo que pudo ser la esposa de Fernando Martínez-Maíllo, vicesecretario de organización del PP. Capaz es Nízar de llevarse por delante la carrera de este político. Otro daño colateral del Gran Hermano Vip del mal rollo.