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No parecía una misión fácil, pero nunca se sabe con los premios y, además, hace ilusión extra que los artistas españoles sean nominados en galardones foráneos. Los Bafta, los premios de la industria cinematográfica británica y ajustado termómetro de por dónde irán los Oscar, ignoraron “Julieta”, de Pedro Almodóvar, nominada a mejor filme de habla no inglesa, y a Laia Costa, candidata a mejor intérprete revelación con “Victoria”. Arrasó, estaba cantado, “La La Land”: se llevó cinco de nueve.
El romántico musical de Damien Chazelle se llevó el premio a la mejor película, al mejor director, a la actriz protagonista (Emma Stone), a la música (maravillosa, de Justin Hurwitz) y a la dirección de fotografía (Linus Sandgren). El gran perdedor de la gala fue Tom Ford: “Animales nocturnos” tenía nueve nominaciones pero se fue a casa de vacío. La película que arrebató su premio a Almodóvar fue la húngara “El hijo de Sául”, ganadora el año pasado del Óscar y el Globo de Oro; y el actor revelación premiado fue Tom Holland, el “Lucas” de “Lo imposible” de J.A. Bayona. Por su papel en “Capital América: Civil War”.
Sin embargo, el momento más emocionante de la gala fue la concesión del premio a la mejor película británica a la cinta de Ken Loach, “Yo, Daniel Blake”. El director dio las gracias “por apoyar este filme, que retrata la brutalidad de este Gobierno con los más pobres. "En el mundo real, la situación es cada vez más oscura", dijo Loach, en referencia implícita a lo que está ocurriendo a ambos lados del Atlántico. "Es una vergüenza que nos neguemos siquiera a acoger a los niños refugiados a los que prometimos ayudar".
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