vivir
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La influencia de las redes sociales en la vida no tiene fin, pero se muestra sobre todo en el lenguaje. Un hallazgo lingüístico, una palabra coloquial, una metáfora humorística puede terminar en un término que ocupe portadas y se repita hasta en el Congreso de los Diputados. Ocurrió con « cuñado» y « cuñadismo», familia lejana del « mansplaining» de Rebecca Solnit (autora del ensayo «Los hombres me explican cosas») y aquí aplicado a esa persona, generalmente hombre, que da lecciones sin que nadie se las haya pedido y, peor aún, sin tener idea de lo que habla.
La que ahora tenemos entre manos es « machirulo», otro término muy usado desde hace tiempo en las redes por las mujeres para referirse a los hombres que se enorgullecen de su condición de machistas y la hacen valer sin aplicarse ningún tipo de autocrítica y autoanálisis. Se confirma que, poco a poco, las mujeres logramos contagiar de nuestra mirada al resistente lenguaje, usando masivamente vocablos populares que hacen luz sobre comportamientos hasta el momento invisibles.
«Machirulo» ha sido de siempre el grito de rechazo ante el calificativo «feminazi» que, perversamente, trata de asignar a las mujeres que luchan por la igualdad de derechos la calidad fascista y asesina del nazismo. Sin embargo, donde «feminazi» dejar ver un poso de odio verdaderamente preocupante, «machirulo» prefiere jugar al sentido del humor, ridiculizando más que vertiendo odio sobre una figura masculina que, por suerte, ya camina en pos del horizonte hacia su propia desaparición.