Katy Perry, en la resistencia pop

Hace nueve años, una cantante llamada Katy Perry lanzó un tema, I kissed a girl, a medio camino entre lo juguetón y lo controvertido, y se convirtió en un icono pop con todas las de la ley: estilismos retrocándidos, temas pegadizos, frescura, reinvención constante de su look... Todo ello, hay que decirlo, con gran éxito: 90 millones de seguidores en Twitter no se consiguen así como así. Pero hace ya tiempo que Katy nos demostró que era algo más que una cara bonita y un vestido decorado con piruletas, y ahora lo hace a través de su musica. Chained to the Rhythm, su nuevo single (el primero de su muy esperado álbum, aún sin fecha de lanzamiento) es un himno electropop -escrito a seis manos con Sia y Skip Marley, nieto de Bob- que denuncia la autocomplacencia y llama a la acción contra el sistema.

Lista de espera. Tres de las artistas que han prometido disco en 2017.

Es una reivindicación lógica, tras la derrota electoral de Hillary Clinton, a la que Perry apoyó en cuerpo, alma y voz; y, por si quedaba alguna duda sobre el sentido de la letra, la cantante acompañó la presentación del tema, con el baile de dos esqueletos caracterizados como Theresa May y Donald Trump. Ah, y parece que el activismo, lejos de acabar con su imagen, le sienta bien: en su primer día, Chained To The Rhythm batió récords en Spotify, con más de tres millones de reproducciones.