vivir
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Las chicas del cable. El salto de los creadores de Velvet y Gran Hotel a la dimensión global de Netflix es decididamente femenino. Recuerda por su estética y ambientación a series como Mad Men o Panam. ¿Entrará España en la división internacional, donde ya están Israel, Italia o Suecia?
Better call Saul. Gracias a esta serie y a The Good Fight (secuela de The Good Wife) podemos decir que, a veces, la segundas partes sí son buenas. Con la misma ambición estética de Breaking Bad, reconstruye la vida de Saul Goodman, el buscavidas de la abogacía.
American Crime. Cada temporada de esta serie comedida y extraordinaria ha abordado una parcela incómoda de la realidad norteamericana. En esta tercera temporada, el foco recae en la explotación laboral de inmigrantes mexicanos en Carolina del Norte. Un drama brutal, en el mundo que le dio a Trump la Presidencia de los EE.UU.
The Americans. Una serie que no ha parado de crecer en complejidad psicológica y en ambición de retratar una época. La guerra fría desde sus dos orillas. Con diálogos en sus dos idiomas. Como Fauda o The Affair, una serie con doble identidad.
This is us. Un culebrón de calidad que hace reír y llorar, con los altibajos emocionales y vitales de una familia numerosa. Tal vez haya conseguido, además, innovar: hay dos planos temporales paralelos, no flashbacks, dos líneas que se retroalimentan pero no se tocan. Pero que te tocan.