A simple vista, el ADN, la doble hélice o el virus Phi 29 parecen términos ajenos al arte conceptual. De hecho, forman parte del lenguaje habitual de la pionera en biología molecular Margarita Salas. El arte conceptual, por otro lado, es territorio de Eva Lootz, Premio Nacional de Artes Plásticas. Ambas mujeres han conversado largo y tendido buscando un territorio común, y resulta que el físico Albert Einstein no iba desencaminado cuando afirmaba que hay un fondo de misterio que une ambas disciplinas: las dos se dedican a explorar lo imperceptible.
Por eso, Salas y Lootz aceptaron la propuesta de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), para formar parte del proyecto Binomio, que busca un diálogo entre la investigación científica y la disciplina artística. El resultado son 59 dibujos que ciencia y el arte se presentarán en ARCO (del 21 al 25 de febrero) y podrá verse en la madrileña sede del CNIO hasta el 6 de abril.
“Artistas y científicos son situados con frecuencia en planos opuestos, lo mismo que la razón y la pasión, o la intuición y el trabajo metódico, pero en la mente no hay compartimentos estancos”, explica Blasco, que ha contado con la colaboración de la Fundación Banco Santander. Binomio reunirá cada año a un artista y un científico para que creen una pieza. Tras la exposición, la obra se venderá para beneficio de la iniciativa filantrópica Amigos del CNIO, cuyos fondos se destinan a la investigación contra el cáncer.
Según Blasco, el proyecto también combate la idea de que la ciencia no es una carrera femenina, “estrenando este proyecto con dos grandes profesionales, como Salas y Lootz, ponemos en valor ese trabajo”, explica.
Desde los dibujos anatómicos de Leonardo da Vinci, ciencia y arte han estado más cerca de lo que creemos. Las piezas de Eva Lootz, tienen ese aire de boceto y de acercamiento deslumbrado, casi infantil, a los componente genéticos estudiados por Margarita Salas.
La científica: Margarita Salas
Pionera de la investigación en España, precursora de la Biología Molecular y Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal, Salas ha abierto muchos caminos a lo largo de una trayectoria profesional que dura ya más de medio siglo. Es la primera mujer científica en la Real Academia Española y ha sido la primera española en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Tan merecidos reconocimientos se deben a sus revolucionarias investigaciones, gracias a las que hoy muchos científicos dominan el idioma genético. Su estudio sobre un virus, el Phi 29, en el que lleva trabajando ya cinco décadas, se centra en la amplificación genética, un paso clave en el conocimiento de la materia que nos compone. De todo ello habló con la artista Eva Lootz. “Me pareció muy interesante establecer un diálogo entre las dos disciplinas. Para mí, era un misterio la forma en la que Eva iba a traducir estas “conversaciones”, pero tras ver el resultado estoy muy contenta”. Para Salas, de 79 años, “aunque la sociedad entiende cada vez más la importancia de la investigación, nuestro trabajo aún no es lo suficientemente conocido. Queda mucho por hacer.”
La artista: Eva Lootz
Cuenta la artista de origen austriaco Eva Lootz, que no sabía nada del mundo de los nucleótidos, las telomerasas o los ribosomas cuando conoció a Margarita Salas. Lootz –que estudió en Viena Bellas Artes, Musicología, Cinematografía y Filosofía, fijó su residencia en España a mediados de los 60 y obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1994– no era, sin embargo, totalmente ajena al lenguaje científico. “Siempre me apasionó la ciencia, aunque me había fijado más en la física. De hecho he trabajado bastante con el agua”, explica, aunque para entender el alcance de la investigación de Margarita Salas, lo primero que tuvo que hacer fue entender el funcionamiento del ADN y la doble hélice. Para este proyecto ha optado por 59 dibujos “en los que aparecen desde una frase o un nombre a una sugerencia más filosófica pasando por fórmulas químicas…”, asegura la artista, de 78 años. La obra, además, tendrá un fin filantrópico. “Que lo que se recaude sea para la investigación es un aliciente, supone mi pequeña contribución al CNIO. Me parece fantástico poder aportar algo”, asegura.
La promotora: María Blasco
Hace ya 24 años, el laboratorio neoyorquino Cold Spring Harbor –de donde han salido varios premios Nobel–, recibía a la joven doctora en Bioquímica y Biología Molecular María Blasco. Desde entonces, sus aportaciones a la investigación científica no ha dejado de abrir nuevas vías, gracias a su estudio sobre unas estructuras microscópicas de ADN y proteínas llamadas telómeros, los extremos de nuestros cromosomas. Al frente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) desde hace siete años, Blasco ha conseguido que este organismo se consolide en la vanguardia mundial de la investigación contra el cáncer, aunque cree que la investigación ”sigue siendo una gran desconocida”. “Este proyecto es interesante porque, a través del arte, la gente puede ver que la ciencia trata con los temas trascendentes de la actualidad –explica–. Bajo las batas blancas de artistas y científicos se esconden muchas similitudes: ambos estamos en busca de respuestas y, tanto unos como otros, tenemos que tener una mente abierta, intuición y creatividad para encontrar las soluciones”, afirma.
Más información en https://www.cnio.es/es/colaborar/comocolaborar.asp
Twitter: @CNIO_Cancer
20 de enero-18 de febrero
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