Isabel Muñoz: El cuerpo ingrávido

Las fotografías de Isabel Muñoz son casi táctiles. Nos dan la impresión de que, en contacto con nuestros dedos, notaremos la suavidad de la piel, las arrugas del rostro o los hilos de la tela. Una parte de ese poder mágico reside en su dominio de la luz y la composición, perfeccionados por 40 años de experiencia tras el objetivo; otra, en su amor por la platinotipia, una complicada técnica de impresión sobre platino, que permite una gama de tonos grises casi infinita y logra ese bellísimo trampantojo de texturas.

Tras viajar por el mundo retratando bailarines, ritos de paso, exotismo tribal, guerras, cárceles y primates casi humanos, Muñoz (Premio Nacional de Fotografía 2016), se enfrenta a un doble reto en su nuevo proyecto, Agua. En primer lugar, se atreve con el color en la impresión sobre platino (un hito en la historia de esta técnica); y, además, se sumerge en las aguas del Mediterráneo y de los mares de Japón para capturar las luces, las sombras –y, de nuevo, las texturas– del entorno acuático. El resultado es una serie de imágenes que logra la inmersión del espectador en el silencio ingrávido del agua e irradia una poderosa belleza melancólica... y, a la vez, denuncia el estado de los océanos. Agua puede verse ya, en primicia mundial, en la galería Blanca Berlín de Madrid, hasta el 21 de abril.