El padre de Julieta es escultor. Por eso siempre tuvo en la cabeza la idea de trabajar con el barro. De pequeña tonteó con este material, pero años después esa idea se convirtió en un hecho. Tras años en la moda como diseñadora gráfica, esta madrileña decidió dejar de lado el ordenador para empezar a trabajar con las manos. "La cerámica es el epicentro de todo lo que hago. Para mí es un material vivo sobre el que siempre puedes seguir investigando", nos cuenta.
Con una colección al año -"cada vez veo más interesante hacer un producto duradero, no estacional"-, su trabajo es 100% artesano. "Son piezas con un proceso largo detrás.Primero modelamos el barro, lo lijamos y esponjamos para conseguir un mejor acabado. Tras el primer horno, esmaltamos y, después de la segunda cocción, aplicamos los lustres de oro o plata a pincel, que se cocerán en un tercer fuego", explica.
Pendientes con forma de ostra de la colección Iris. /
El proceso de diseño tampoco es sencillo. "Concibo todo a la vez: pienso los colores al mismo tiempo que las formas. Busco ideas a diario. Ahora encuentro la inspiración en el mundo marino: las ostras, los corales... han sido el punto de partida de esta nueva colección, Iris", cuenta, cuyas piezas se venden en Tokyo o Nueva York.
"La gente que se identifica con la marca huye de lo industrial. Me gusta pensar que hay cierta poética en lo que hacemos. Creo que mis diseños sitúan el color como elemento principal, y que es imperfecto e irregular. Siempre busco simplificar, eliminar lo que sobra".
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