Carrie Coon encarna a Nora Durst en The Leftovers. / d.r.

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Nora Durst: la culpa de la superviviente

Un 14 de octubre, sin que se sepa la razón, desaparecen 140 millones de personas, el 2% de la población mundial. Así es The leftovers (HBO España) y su heroína en serie, Nora Durst.

La Ascensión dejó las tazas del desayuno intactas, el aire intacto, intacta la luz: pero el marido y los dos hijos de Nora Durst desaparecieron para siempre. Sin una transición. Sin un lento adiós. Hace un segundo estaban ahí, intactos, y ahora ya no están. A ella no le consuela el hecho de que formen parte de una masa de millones de personas desaparecidas. Su ausencia se le hace insoportable durante las tres temporadas, pese a que se enamore de Kevin, pese a que se integre en otra familia, pese a que se exilie. Es insoportable la ausencia de explicaciones, de sentido. Y la culpa, sobre todo la culpa: cómo diablos gestionarla, digerirla, superarla, si sigue ahí, corpórea y plomiza, desde aquel día, intacta.

Tardamos en descubrirla porque la cara de Nora, su belleza calma, inmune a la estridencia, la camufla. Sus gestos no parecen los de una persona desequilibrada. Pero, en una de las escenas más punzantes de la serie, contrata a una prostituta. No para que la tranquilice con un orgasmo, sino para que le dispare. Se pone un chaleco antibalas. De vez en cuando recibe disparos. Los necesita. Por eso Kevin es su alma gemela: él, que desde el día de la desaparición colectiva, mete la cabeza en bolsas de plástico y flirtea también con una muerte que de pronto parece justa, merecida.

Nora Durst es la hermana del reverendo Matt Jamison, el personaje más extraño de la serie. Ambos se trasladan, en la segunda temporada, con sus respectivas parejas a Miracle, el único pueblo del mundo donde no ha desaparecido nadie. Mientras que ella lleva su drama por dentro, Matt lo explicita y exagera. O no: estaba convencido de que su esposa, en coma desde el día del desastre, despertaría y finalmente despierta. Y está convencido de que Kevin es el mesías y, ciertamente, todo lo que ocurre en Miracle, en ese mundo que sueña o alucina o vive durante el tiempo que está muerto y, más tarde, en Australia, permite pensar que sí podría ser un extraño elegido.

The leftovers es una de las series más inquietantes, atrevidas y no obstante tiernas de los últimos años. Su ciencia-ficción emocional consiguió penetrar en las capas de nuestra memoria para quedarse allí, cerca del corazón. Sobre todo, gracias al reencuentro en los capítulos finales entre Nora y Kevin, dos culpables, dos mesías, dos locos maravillosos, superando la culpa con disparos, con asfixias, con viajes, con muertes. Supervivientes.

The leftovers

Un 14 de octubre, sin que se sepa la razón, desaparecen 140 millones de personas, el 2% de la población mundial. The leftovers ( HBO España) dramatiza en tres temporadas las consecuencias brutales de todo ese duelo colectivo. A partir de la novela homónima de Tom Perrotta, bajo la batuta de Damon Lindeloff, Justin Theroux (Kevin Garvey) y Carrie Coon (Nora Durst) interpretan a la pareja protagonista.

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