vivir
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Entrar a la habitación de un artista tiene un atractivo especial. Gracias a este tipo de exposiciones, intuimos el alma del creador (minimalista o acumulador; ordenado o caótico) y reflexionamos sobre su carácter en función de los objetos en los que depositaba su afecto. En ' Frida Kahlo: making her self up'(del 16 de junio al 4 de noviembre en el Victoria & Albert Museum de Londres), ese atractivo alcanza su grado máximo, ya que la pintora mexicana vivió casi recluida, a menudo confinada en la cama, y los objetos de su dormitorio eran, en gran medida, sus auténticos compañeros de vida.
'Making her self up' recrea el interior de la Casa Azul de Coyoacán. Podremos ver los corsés que Kahlo pintaba a mano; la pierna protésica que usaba; los atuendos tradicionales (huipiles, rebozos, joyería con motivos precolombinos) que fueron su marca personal; y hasta sus cosméticos preferidos: el lápiz con el que destacaba su característico entrecejo, el rosa que usaba en los labios y el rojo de las uñas, colores todos muy presentes en sus autorretratos y en la reconstrucción de su identidad, que le ocupó toda una vida. Si el hábito hace al monje, estos 200 objetos –que Diego Rivera guardó tras su muerte, en 1954– evocan poderosamente la personalidad fiera, angustiada y creativa de la pintora mexicana.
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