vivir
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Esta conversación la mantenían dos señoras de mediana edad en un chiringuito de una playa.
–Antes de venir, hice un régimen para adelgazar. He perdido cinco kilos. Además, me han estado dando masajes y unas cuantas sesiones de presoterapia.
–Pues yo no conseguía adelgazar con el régimen, así que me han puesto unas inyecciones en los muslos para deshacer la grasa.
–Las sardinas están buenísimas ¿pedimos otra ración?
– Sí, y que nos traigan otras dos cañas porque las sardinas sin una cervecita helada no saben igual.
–Lo malo es que regresaré a Madrid con los mismos kilos que tanto trabajo me costó quitarme. Pero claro, no voy a estar sacrificada durante las vacaciones.
–Yo procuro comer menos, pero ya se sabe que en verano siempre se engorda. Me pierden las cañas y los helados.
–Bueno, ya sabes: cuando regresemos, vuelta a empezar. Otra vez gimnasio, régimen, masajes... Lo de siempre.
Les diré que esas dos señoras no estaban precisamente gordas; tampoco delgadas, digamos que rellenitas. Al escucharlas, me pregunté qué lleva a tantas mujeres a hacer suyo el mito de Sísifo. Ya saben, empujar una piedra hacia lo alto de la montaña y, una vez arriba, de nuevo tirarla abajo y vuelta a empezar. Estas mujeres acababan de terminar un régimen y ya estaban hablando del próximo, como si estuvieran condenadas a perseguir el sueño de la belleza perfecta.
De manera que, antes de que llegue el verano, son miles las mujeres que intentan ponerse en forma para no sentirse mal en traje de baño. Durante las vacaciones se desvanece el fruto de nuestro esfuerzo y en septiembre regresamos a casa con los mismos kilos que tanto nos costó perder. Allá por diciembre, con la excusa de la Navidad, de nuevo se cogen unos kilos de más. Ya saben, las comidas con amigos, las cenas familiares, el mazapán, el turrón... En enero, de nuevo operación michelines, para llegar a Semana Santa más o menos en forma.
Y de Semana Santa hasta poco antes de las vacaciones de verano, se aparcan las buenas intenciones y vuelve otra vez la pesadilla de los kilos.
Así que muchas mujeres se pasan el año haciendo régimen para "soltar" los kilos que van cogiendo de manera intermitente. Y todo porque nos continúan imponiendo "modelos" de mujer que son imposibles de alcanzar, porque para ello tendríamos que tener eternamente 20 años y una constitución de modelo.
Ya va siendo hora de que, en vez de incitarnos a misiones imposibles, el mensaje sea el de cuidarnos para tener buena salud. El exceso de peso es malo, claro, pero no porque nos siente peor el biquini, sino porque nuestra salud se resentirá.
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