El peregrinaje de San Isidro, Museo del Prado, Madrid (1993). / d.r.

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Un homenaje a Martine Franck, la fotógrafa que enamoró a Cartier-Bresson

La fundación Cartier-Bresson reabre sus puertas con un homenaje a su fundadora: la fotógrafa y documentalista Martine Franck (esposa del propio Cartier-Bresson), que sale por fin de las sombras.

Cuando Martine Franck preparaba su primera exposición en solitario, en 1970, vio que en las invitaciones se indicaba que su marido, el famoso Henri Cartier-Bresson, acudiría a la inauguración. Esa fue la gota que colmó el vaso, y la canceló. La fotógrafa estaba harta de vivir a la sombra.

Su talento para intuir el “instante decisivo” en el que la foto existe era tan grande como el de su marido. También fue una retratista singular (Chagall, Foucault, Levi-Strauss o Patricia Highsmith posaron para ella) y una consumada reportera gráfica de viajes, especialmente en Asia, un continente que le fascinaba. Sus fotografías, magnéticas y profundas, la convirtieron, en 1980, en una de las pocas integrantes femeninas de la agencia Magnum. Pero nunca logró los aplausos que merecía.

Barrio de Byker, Newcastle upon Tyne, Reino Unido (1977) / d.r.

Ahora, la Fundación Cartier Bresson (que cofundó y presidió hasta su muerte, en 2012) quiere reparar el agravio dedicándole la primera gran exposición de sus nuevas instalaciones, en pleno Marais parisino. Martine Franck: una retrospectiva (del 17 de octubre al 10 de febrero de 2019) es un completo tour por la obra y la vida de la artista (dato curioso: cursó estudios universitarios en Madrid) y un muy merecido homenaje a su talento y su pasión: “Lo que más me gusta de la fotografía es ese momento imposible de anticipar. Siempre tienes que estar en guardia”, decía.

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