vivir
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"Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la naturaleza; y ese hombre seré yo. Solo yo". Así comienza Jacques Rousseau su obra Confesiones, y así también nacieron la fotografía y el cine, empujados por un impulso introspectivo que quería no solo documentar lo que está ahí fuera, sino también lo que está dentro. Dar testimonio de nuestra realidad más íntima es, sin embargo, una tarea más ardua de lo que parece a primera vista. Estos tres documentales nos lo demuestran, con distintas estrategias.
En el panteón de dioses del siglo XX, Marlon Brando es el paradigma de la masculinidad. Pero, ¿qué hay detrás del personaje? El director Stevan Riley yuxtapone magistralmente imágenes de archivo con las cintas de audio que utilizó el actor para conjurar su ansiedad, tristeza y vulnerabilidad. Y nos sumerge, a través de la serie Listen to me Marlon, por la cautivadora voz de Brando, en una reflexión sobre el teatro y la vida. "¿Qué es la vida sino una mentira? Todos vosotros sois actores, buenos actores, porque sois buenos mentirosos".
Un documental que nos enfrenta de manera íntima a la figura de Joan Didion merece ser tenido en cuenta. De la mano de su sobrino, la escritora nos narra su trayectoria desde sus inicios hasta su consagración como una de las plumas más incisivas de los 60 y 70. Crónica feroz donde se despliega, con dureza y pulso periodístico, tanto el lado menos amable del movimiento hippie como el devastador proceso de duelo que vivió tras la muerte de su marido y su hija. "Nos contamos historias para poder vivir", dice la octogenaria escritora.
La propuesta es todo un reto. Seis veteranos de la guerra de las Malvinas, tres ingleses y tres argentinos, reconstruyen sus memorias del conflicto. No solo las narran: las interpretan. Lola Arias, directora de teatro documental, propone una cinta magistral que nos fuerza a cuestionar los relatos históricos oficiales, los límites entre la realidad y la ficción e incluso la propia idea de documento. Este documental ficcionado es una rama más de un proyecto artístico multidisciplinar. Y no hay que perdérselo.
Este desternillante y multipremiado documental, grabado a lo largo de 14 años, es el intento de Gustavo Salmerón de contarnos a su madre, Julita. Desde el primer fotograma quedamos presos de su carácter absurdo, barroco y torrencial, y nos embarcamos con ella en una delirante búsqueda de las costillas de su abuela. Poco a poco descubrimos cómo, en el fondo, tras su humor negro se esconde una entrañable filosofía de vida.