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Gomorra (Movistar +/ Sky): Basada en el libro de Roberto Saviano sobre la Camorra napolitana, es una de las mejores series de la historia de la televisión. Cuenta las luchas por el poder entre los distintos clanes, con el clan Savastano en el centro de todas las tensiones. Cada capítulo cuenta una historia individual, mientras se van trenzando las tramas principales.
La vida del capo Don Pietro Savastano corre peligro. Se oculta en los barrios de Nápoles mientras intenta reconstruir su imperio. Necesita alguien que actúe como asistente personal y mensajero. La escogida es la sobrina de uno de sus hombres más fieles, que trabaja como encargada de una tienda de ropa. Una muchacha morena, de aspecto quebradizo llamada Patrizia Santoro. Ella lo cuida y lo protege. Poco a poco se enamora del hombre viudo, poderoso, decadente. Y cuando él sucumba, porque en Nápoles todo acaba por sucumbir, se convertirá en su heredera simbólica.
En la cuarta temporada de Gomorra, Patrizia adquiere un gran protagonismo. Se ha convertido en la persona que controla las calles de Secondigliano y que actúa como balanza en el reparto del poder de la Camorra. Al principio de un capítulo particularmente elocuente, advierte a dos adolescentes de que no pueden actuar por su cuenta. Después, viaja al norte de Italia para atender unos negocios y para encontrarse con su amante napolitano. Ella, que siempre viste pantalones, se pone un vestido de noche. Pero en el bar de copas de Bolonia se siente incómoda. Y aunque en la suite excesiva del hotel descarga tensiones a través del sexo, se marcha temprano y sin despedirse. En la estación de tren de Nápoles vuelve a ser ella misma. Y al final del episodio se carga a tiros a los dos muchachos que no supieron aprovechar su segunda oportunidad.
Gomorra es una serie terriblemente masculina. Su inacabable sucesión de hombres violentos comunica una claustrofobia y una desazón sin puntos de fuga, sin válvulas de escape. Las tres mujeres que han tenido protagonismo hasta estos momentos no han equilibrado esa oscuridad con dosis de luz, sino que se han ido fundiendo ellas mismas en negro. Doña Inma Savastano asumió su rol de matriarca durante la primera temporada, con su marido encarcelado; y Channel lideró con mano dura una de las bandas durante la tercera temporada: ambas terminaron mal. Al contrario que ellas, que ya eran mujeres maduras cuando les llegó el momento de asumir sus poderes relativos, Patrizia ha ido creciendo ante nuestros ojos, enfrentándose por igual al Estado, a Dios y al Patriarcado. Sabemos que acabará mal. Y esa frase no es un spoiler: en Nápoles el Vesubio recuerda perpetuamente la inminencia de un final.