vivir
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“ Parkinson se inspiraba a veces en otros artistas, pero nunca copiaba; por eso su estilo es siempre moderno”, dijo de él la gran editora de moda Grace Coddington. Y, en efecto, las imágenes de Norman Parkinson resultan inmediatamente reconocibles: sacaba a las modelos del estudio, les otorgaba una narrativa y sus imágenes tenían el extraño poder de convertir el mundo en un lugar más bello, vital y colorista.
A pesar de todo ello, su nombre siempre ha figurado en segunda fila del olimpo de los grandes fotógrafos. Ahora, la Fundación Barrié (A Coruña) quiere reivindicar su trabajo con la exposición retrospectiva Norman Parkinson: siempre con estilo (del 10 de octubre al 19 de enero de 2020).
La muestra nos lleva de la mano por la trayectoria profesional del artista británico, empezando por aquella fotografía decisiva de 1939, con la modelo Pamela Minchin saltando en el aire (“cuando la saqué del líquido de revelado supe que dedicaría mi vida a la fotografía”, dijo), y pasando por todas sus reinvenciones estéticas: la austeridad de la posguerra, el nacimiento del New Look y sus epígonos –uno de sus retratos más conocidos es el de Audrey Hepburn vestida de Givenchy–, la llegada de los Swinging Sixties y los brillos y sombras de los años 70, cuando se convirtió en “padrino” visual de iconos como Jerry Hall e Imán.