10 novelas cortas para pasar una gran tarde entretenida
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Este refrán se cumple a pies juntillas en la selección de libros que te presentamos. Tardarás muy poco en leerlos, pero mucho en olvidarlos
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No siempre tenemos el tiempo, el ánimo o la costumbre de leer una novela muy larga, de esas que si te cae en el pie, te lo aplasta. Por eso, en ocasiones buscamos algo más ligero, un libro que se pueda devorar en una tarde o una mañana y que nos deje un buen sabor de boca. Y eso es justamente lo que encontrarás aquí: 10 propuestas inolvidables de corta duración y larga calidad para que puedas disfrutar de una tarde entretenida y divertida.
Tombuctú de Paul Auster: El protagonista de la novela es un perro, un chucho sin pedigrí que acompaña a un vagabundo que presiente cercana su muerte y quiere encontrarle un nuevo hogar a su inseparable compañero. Así inician una aventura en el que hacemos el ejercicio de ver nuestra sociedad a través de los ojos de un sorprendido can.
La historia del señor Sommer de Patrick Süskind: Un libro tan encantador como magistral. El autor de El perfume cambia de registro y nos sumerge en un cuento ilustrado por Jean-Jacques Sempé. El protagonista, del que nunca sabemos su nombre, recuerda su niñez y su relación son el señor Sommer un hombre gruñón que se pasaba el día caminando.
Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie: Este ensayo está basado en una charla TED de la autora nigeriana. Es una reflexión audaz sobre la necesidad de que hombres y mujeres construyamos un mundo más igualitario. Y también que no caigamos en los clichés de un feminismo encorsetado. De la misma autora también vale la pena leer otros dos ensayos cortos: Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo o El peligro de una historia única.
El adversario de Emmanuel Carrère: El punto de partida es un escalofriante hecho real: en 1993 un hombre asesinó a su mujer, a sus hijos y a sus padres y después intentó, sin éxito, acabar con su vida. Llevaba desde los 18 años mintiendo sobre su vida y haciéndose pasar por médico cuando no lo era. La vibrante escritura del autor francés ha hecho que compararan esta obra con A sangre fría de Truman Capote.
La leyenda del santo bebedor de Joseph Roth: Un bonito cuento que se lee a la velocidad del rayo. Un vagabundo se encuentra a un desconocido que le entrega 200 francos y le pide que, cuando pueda, los devuelva como donativo a una iglesia. Y lo intenta, pero siempre sucede un imprevisto que le despista del camino.
Bartleby, el escribiente de Herman Melville: El autor de Moby Dick cambia de estilo y para narrar las andanzas del escribiente de un abogado neoyorquino que siempre había sido un trabajador ejemplar. Sin embargo, un día, cuando le encargan un trabajo, responde con la ya mítica frase “preferiría no hacerlo”. Y cada día decide dejar de hacer más y más cosas sin que nadie entienda el por qué.
Demasiada felicidad de Alice Munro: No se trata de una novela corta si no de una antología de cuentos que se pueden ir leyendo a ratos muertos. Con una gran sensibilidad, la autora canadiense que ganó el premio Nobel, se adentra en los pliegues de las relaciones y las costuras del pensamiento consiguiendo que cada uno de sus cuentos pulse una tecla de nuestra conciencia.
El extraño caso del doctor Jeckyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson: Aunque conozcamos la historia, este cuento corto del autor de La isla del tesoro nos sorprenderá. Administra la tensión y la intriga con una maestría que nos encadena a la siguiente página. Y, de paso, hace una reflexión certera sobre los instintos y la culpa.
Juan Salvador Gaviota de Richard Bach: Una bella fábula sobre la vida en la que una gaviota que no quiere ser como el resto, que persigue sus sueños a través de complicadas piruetas que su bandada no entiende. El aprendizaje de la gaviota es una metáfora sobre los conocimientos que adquirimos a lo largo de nuestra existencia.
La máquina del tiempo de Herbert George Wells: Se le considera uno de los padres de la ciencia ficción y es también el que inaugura la temática de los viajes en el tiempo. Un científico a finales del siglo XIX descubre los entresijos de la cuarta dimensión, el tiempo, y construye una máquina que le permitirá viajar a través de él.