No parece trepidante, pero lo es. En apariencia, la trama avanza con parsimonia, pero genera un suspense y un sinfín de preguntas que el espectador quiere responder frenéticamente. Es fácil devorar un capítulo detrás de otro e, incluso, al llegar al final de la serie, sentir que se ha hecho corta. Por esa razón y por las que relatamos a continuación, vale la pena recuperar estos días esta serie que se estrenó en 2017 y que se puede ver en Netflix.
En 1843, Grace Marks, una emigrante irlandesa de 16 años fue juzgada por el asesinato de sus patrones junto a un peón de la misma casa. Nunca se supo si había cometido el crimen o no. A su alrededor se tejió una de esas oscuras leyendas que suelen rodear a las mujeres que rompen con el papel de “ángel de la casa” y cometen un crimen violento. Una mantis religiosa que escandalizó e intrigó a partes iguales.
Este es el punto de partida del libro en el que se basa, pero a partir de ahí se ficciona lo que pudo haber ocurrido. Y mientras el espectador espera la respuesta, nos adentramos en el contexto: en la violencia que las mujeres soportaban en el siglo XIX.
Alias Grace se basa en la novela del mismo nombre escrita por Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada. La escritora canadiense, que publicó este libro en 1996, siempre habla, aún sin nombrarlo, de las desigualdades e injusticias a las que se enfrentan las mujeres. Y también sabe dibujar como nadie personajes femeninos que pese a estar sometidos, no se rinden. Al igual que la protagonista de El cuento de la criada, Grace finge con astucia haber aceptado el sumiso papel que la sociedad le impone. Pero en su interior, bulle una rabia y una rebeldía que el público comprende sin que apenas medien las palabras. La serie no explica ni juzga actitudes, sólo las muestra para que el espectador saque sus propias conclusiones.
Pese a que la serie está narrada en primera persona, a través de la voz de la protagonista, la trama juega con audacia a multiplicar los rostros de Grace. Dependiendo de quién hable de ella, nos pinta a un personaje completamente diferente al que otro testigo retrata. Y es ese uno de los grandes atractivos tanto del libro como de la miniserie, que mantienen el interrogante de quién es Grace realmente. Pero también es una declaración de intenciones contra el maniqueismo de lo blanco y negro. Porque hay algo real de Grace en todas las miradas y también hay algo de cliché en ellas.
El peso de la serie, como ocurre en El cuento de la criada, recae en su protagonista. Y es toda una revelación, pues Sarah Gadon borda el papel. La actriz canadiense, que vive en Toronto porque no soporta Los Angeles, tiene una belleza clásica y unos movimientos delicados, tal vez herencia de su pasado como bailarina. Pero bajo esa apariencia frágil, trasmite al personaje algo oscuro e inquietante. Como las bellezas rubias de las películas de Alfred Hitchcock.
Tal vez por ello, antes de participar en la serie, era la actriz fetiche del sombrío David Cronenberg. Ha cosechado éxitos de su mano y también de su papel en la tercera entrega de True Detective. Y también ha hecho sus pinitos en la publicidad, como embajadora de la línea de maquillaje de Armani. Es sin duda una de las actrices con más proyección del momento, que huye de los focos mientras construye una sólida carrera sembrada de personajes complejos.
20 de enero-18 de febrero
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