La modelo Gisele Bündchen, que medita a diario, en una imagen de su perfil de Instagram.
Es posible detener el mundo y las preocupaciones sin recurrir a soluciones sujetas a receta médica. Para enseñar a la mente a estar más presente, tampoco se requiere ingerir previamente alimento alguno. Basta con meditar, una práctica que, en plena crisis, se ha convertido en la medicina preferida de una sociedad que hasta hace poco se burlaba de la espiritualidad. “En momentos de caos, nos ayuda a afrontar diversos aspectos de la vida con los que no nos sentimos conformes: retos, inseguridades, miedos y realidades”, asegura Frank Betancort, instructor de Kundalini yoga. Si ya estás frunciendo el ceño, tenemos la vacuna para el escepticismo: la ciencia. Un estudio conducido por Sara Lazar, neurocientífica del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard, señala que, tras ocho semanas de meditación, el cerebro muestra cambios asociados con el aprendizaje y la memoria, y disminuye las áreas vinculadas al estrés.
Meditar transforma la desconexión y el descanso en una forma de rebelión silenciosa con la que ver el mundo de forma diferente. El azote del coronavirus ha hecho que empresas como Google, que ya cuenta con espacios inmersivos para que sus trabajadores mediten, se hayan dado cuenta de que este hábito es esencial para el bienestar de la plantilla. “Lo ves todo a través de un prisma que disuelve la negatividad y te permite vivir la vida con optimismo. Te enseña a perdonar, a ver con una mirada más amable a quienes antes considerábamos enemigos o rivales, y a eliminar sentimientos como los celos o la desconfianza. Nos movemos con otra actitud, que los demás perciben, y generamos lazos con nuevas personas y los estrechamos con nuestra familia y amigos”, explica Betancort. Javier Ambrossi, mitad de Los Javis, tras compartir en Instagram el podcast de meditación Under the skin, de Russell Brand, no duda en contarnos cómo meditar, según sus propias palabras, le ha cambiado. “Me ayuda a ser menos reactivo y explosivo, a conocerme un poco más y tener más espacio mental. Mi vida ha cambiado desde que medito”, asegura el director, que acumula a sus espaldas tal cantidad de éxitos, proyectos y jornadas maratonianas que las 24 horas del día le saben poco. “Antes estaba más cercano a emociones como la ira, y meditar me ayuda a gestionar el estrés. Tengo poco tiempo para mí, por lo que comenzar el día conmigo mismo es un momento precioso y súper importante. Saber que eres tú quien dirige tu vida es vital, y meditar me ayuda a estar agradecido por lo que me pasa. La meditación me ha calmado, me ha hecho comprender el mundo en el que vivimos y a las personas que nos rodean”, concluye Ambrossi, que ha encontrado en la popular app Headspace su mejor guía. No es el único: desde el comienzo de la pandemia, las descargas de esta aplicación han aumentado un 500%.
Vídeo. Meditación exprés: cómo relajarte en 5 minutos
Esta práctica ya es tan habitual que ha encontrado su sitio incluso en la antítesis de un templo contemplativo: Netflix. A través de los ocho capítulos de Headspace guide to meditation, el exmonje budista Andy Puddicombe, creador del fenómeno, ha conseguido que el sofá de casa se convierta en ese monasterio tibetano en el que aprendió a meditar.
Que para meditar tengamos que encender el televisor, activar una app en nuestro móvil o incluso encender Diana, la skill de mindfulness y meditación de Alexa, resulta a algunos paradójico y contraproducente. El líder espiritual y monje budista tibetano Chögyam Trungpa avisaba en su libro Cutting through spiritual materialism que “hay muchas formas de perder el norte y dirigirnos hacia una versión de espiritualidad basada en el ego; podemos engañarnos creyendo que estamos desarrollando nuestra espiritualidad cuando en lugar de hacerlo, estamos reforzando nuestro ego a través de técnicas espirituales”.
Suponemos que al monje no le haría gracia el vídeo de Instagram en el que Jennifer Lopez meditaba en la playa con música de Drake de fondo ni los 2,6 millones de publicaciones que en la red social se amparan bajo el hashtag #meditación. Sin embargo, el director de cine David Lynch, autor de Atrapa el pez dorado: Meditación, conciencia y creatividad, se niega a asociar la meditación con el ego. “Por más que estés inmerso en ti, no te estás alejando del mundo, sino fortaleciéndote para ser más eficiente a tu regreso”, señala el director, que medita cada día desde 1973.
Aún así, la advertencia de Trungpa es oportuna. Ha llegado el momento de actualizar la posología de la meditación. Ya no es necesario huir a refugios espirituales para encontrarte contigo mismo. ¿Te contamos un secreto? En realidad, no lo fue nunca.