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Polémica en Masterchef: rumores de tongo, críticas sobre el trato a los concursantes... ¿Por qué Jorge Javier Vázquez se empeña en que el concurso de cocina es un reality?

Jorge Javier Vázquez en Telecinco abrió el melón de la polémica tras acusar a Masterchef de “amarillismo” con la inclusión de Victoria Abril en su último casting.

Los jueces de Masterchef, siempre en el punto de mira. / instagram

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Los ataques comenzaron con la inclusión de Victoria Abril en el último casting de la versión celebrity de Masterchef y, por su culpa, el reality de cocina estrella de Televisión Española está viviendo su edición más “movida” y polémica. Mucha de esa polémica la plantea desde Telecinco el presentador Jorge Javier Vázquez, que se ha erigido en el defensor más mediático de la idea de que los realities “blancos” no existen (por mucho que se cocine o se cosa en ellos).

Por definirlos de alguna forma podemos decir que un reality “blanco” sería aquel que parece que no esconde ninguna connotación negativa ni cuentan con la baza de despertar nuestras bajas pasiones para enganchar a la audiencia (cosa que sí hace, por ejemplo, La isla de las tentaciones y su combinación de infidelidad, celos y sexo). ¿Es blanco todo lo que reluce en Masterchef?

Las veces en las que Masterchef se saltó sus propias reglas

“Me gustaría que muchas de las personas conocidas que han ido a trabajar a ‘MasterChef’ explicaran cuál ha sido su experiencia y en qué situaciones límite se les ha colocado para que luego den juego en el programa”, ha dicho el presentador en Sálvame en horario de máxima audiencia... A lo largo de las ediciones han sido bastantes las ocasiones en las que Masterchef ha dejado de lado su supuesta actitud buenista y sus propias directrices.

Puede que a priori Masterchef se venda a sí mismo como un talent show puro y duro, un inocente programa donde gente aficionada a la cocina aprende cosas nuevas y compite por un premio. Pero la dinámica de Masterchef es idéntica a la de cualquier otro reality televisivo y su objetivo es captar la atención de la audiencia con lo mismo que nos engancha de Supervivientes: competitividad, esfuerzo, situaciones límite y exhibiciones emocionales.

Ofelia, la concursante polémica de esta edición de Masterchef / instagram

El proceso de casting de Masterchef busca la polémica, la imagen y las dinámicas de conflicto al mismo nivel que el de cualquier otro programa de este tipo incluido el aislamiento posterior a la selección. Nicolás Coronado declaró que te tienes que centrar tanto que todo lo demás, incluida pareja, amigos y familia pasan a un segundo plano. A eso hay que añadir la famosa cláusula “María del Monte” para evitar que nadie hable de lo que pasa en el plató. Como si el talent fuera Las Vegas, lo que pasa en Masterchef se queda en Masterchef o tienes que pagar 100.000 euros de multa.

El ejemplo más claro de que quienes llegan al programa final obedecen a un perfil que se ajusta al guion escrito para la edición fue el caso de Saray Carrillo, concursante de Masterchef en su octava edición. Saray no hizo casting ninguno para entrar en esa edición y no sabía cocinar más que las lentejas que se comía en su casa, pero una redactora del programa encargada de buscar perfiles la contactó y le ofreció un puesto en el talent porque querían un perfil trans para esa edición, alguien que diera juego.

Saray fue la concursante más polémica de su edición, pero si se echa la vista atrás en todas las ediciones ha habido concursantes diseñados por y para generar conflictos y tensiones en el grupo, y en la edición actual ese papel le corresponde a Ofelia, que con tan solo cuatro sesiones intensivas de concurso ha conseguido que todos los concursantes de esta edición hayan dicho por activa y por pasiva que no la soportan.

Las presiones del jurado y las acusaciones de tongo que crecen día a día

En la edición de 2016 de Masterchef celebrity María del Monte abandonó el programa en plena edición y no dudó en hablar de cómo fue su experiencia en el plató de Masterchef: “Es una barbaridad. Estábamos todos sometidos a una presión tremenda. Los jueces no daban ni los buenos días, qué necesidad había de eso, no es necesario tener todo el día la cara de fiscal de morena clara para hablarle a la gente”. Y ahí radica uno de los problemas del programa: en los jueces y la presión que se ejerce sobre los concursantes ( recordemos a esa Ainhoa Arteta mandando a la mierda a Jordi Cruz ), presión que muchas veces se traduce en lágrimas.

Masterchef junior también ha sido blanco de las críticas por los televidentes. / instagram

La polémica sobre esa presión queda aún más patente en las ediciones Junior del reality. En la de 2019, por ejemplo, en un mismo programa tres de los concursantes infantiles acabaron llorando al unísono ante los fogones. Y uno de los jurados, Jordi Cruz, abroncó hasta las lágrimas a una niña por desperdiciar la materia prima con la que estaban trabajando para a continuación hacer que llovieran palomitas de maíz del techo al suelo… Para Twitter, los psicólogos y los pedagogos el mensaje estaba claro: Masterchef Junior no es un programa para niños, es un programa con niños y para adultos y usa sus lágrimas y sofocones infantiles para mantener en vilo a la audiencia.

Pero quizá la acusación más grave que ha planeado sobre Masterchef a lo largo de las ediciones es la de estar amañado, otro de los caballos de batalla de Jorge Javier Vázquez contra este reality. El presentador de Telecinco asegura haber hablado con personas que han estado en el concurso y que le han confirmado que “ desde el principio ya se sabe quién va a ganar, quién va a estar, cuántas semanas, a quién ayudan con los platos…”.

No podemos saber si eso es cierto, pero lo que sí es seguro es que es un programa guionizado y grabado durante horas y horas, lo que puede responder a algunas de las cosas que se ven en el montaje final y que el público interpreta como tongo: como esos merengues que aparecen hechos por arte de magia en el último minuto y esas cebollas necesarias que nadie recuerda haber cogido de la cocina.

En cuanto a quién es el ganador, la famosa cláusula de los 100.000 euros de penalización por confesar quién gana antes de la emisión del programa impide a los aspirantes hablar ni media sobre lo que ya ha quedado grabado.

Vídeo. Ainhoa Arteta habla sobre su experiencia en Masterchef Celebrity

Con la cláusula o sin ella Masterchef tiene los mismos problemas que el resto de los realities para conseguir mantener sus secretos hasta el final (o si no que se lo digan a La isla de las tentaciones y sus vídeos sexuales filtrados en redes en los que quedaba claro quién iba a ser infiel).

Jaime Peñafiel adelantó la victoria de Tamara Falcó semanas antes de su triunfo, la lista de clasificados finales y la ganadora de la octava edición fue publicada en Instagram dos días antes de que ocurriera y todo el mundo sabía que Josie no se llevaría el gato al agua, sino que sería Nicolás Coronado quién triunfara en Masterchef celebrity porque alguien del staff lo filtró. Todas estas filtraciones pueden hacer que pensemos que el programa está amañado, pero la realidad es que tanto si lo está como si no, la audiencia sigue siendo fiel al formato.

20 de enero-18 de febrero

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