Puede parecer que la mejor época del año para pasar un fin de semana en la montaña disfrutando de la naturaleza es el otoño. Sin embargo, mientras en otoño ves caer las hojas, comienza el frío y los días se hacen más cortos, el final del verano te ofrece mucho más: paisajes verdes que comienzan a tornarse amarillos, acompañados de un clima perfecto para escapar del sofocante calor y las masificaciones de las ciudades y las zonas costeras. Y si además te alojas en un precioso hotel boutique, ¿Se te ocurre un plan mejor?
Lo cierto es que los paisajes y entornos naturales españoles son toda una aventura a descubrir: bosques de castaños, pinos, hayedos, robles, eucaliptos o encinas son algunas de las opciones, generalmente acompañados de interminables praderas verdes y arroyos enmarcados por enormes árboles de hoja caduca, donde viven animales silvestres como los zorros y otros domésticos como las vacas. Y todo ello forma un hermoso cuadro perfecto para relajarse y al alcance de tu mano.
Estos lugares son ideales para una escapada romántica o para desconectar, pero que no cunda el pánico de los más aventureros: no hay por qué aburrirse. Montañismo, equitación, rutas, ciclismo, escalada, kayak, recolección de frutos silvestres, turismo rural… Las opciones son muchas y muy variadas. Tranquila, el plan lo decides tú y el alojamiento te lo recomendamos nosotros.
Este hotel se encuentra en un pueblo rural de montaña, Gallipienzo Antiguo –un pueblo que, según los últimos registros, tiene menos de 100 habitantes–, rodeado por la Reserva Natural de Kaparreta y la Foz Verde (una fooz es el curso formado por el transcurso de agua) del río Aragón.
Sus nueve habitaciones combinan los tonos blancos con la piedra de las paredes. Llama mucho la atención la vista de sus habitaciones, especialmente por el encuadre de las ventanas generalmente en piedra y en algunos casos con arcos.
El ambiente tranquilo y rústico del lugar se ve reforzado por el bonito interiorismo, que no pierde la tradición y conserva todo el encanto. Es un lugar perfecto para descansar y reconectar.
Una masía catalana del siglo XI reformada para convertirse en un espacio que combina lo clásico con lo moderno. Sus exteriores de piedra dan paso a un interior de puro lujo, donde la madera, la piedra y el mobiliario comulgan a la perfección con el estilo general del hotel. A tan solo una hora y media de Barcelona, este lugar aparenta estar mucho más lejos de la capital catalana, pues las montañas y arroyos del Pre-Pirineo son el lugar ideal para desconectar.
Este hotel Relais & Chateaux cuenta con quince habitaciones con preciosas vistas y algunas disponen de terraza o jardín propio. Además, el hotel tiene una piscina infinita con una zona de descanso. Por si aún te queda algo de estrés, el servicio de masajes puede hacerse cargo de quitártelo en el bosque, una experiencia inolvidable.
En medio de la Sierra de Beceite, a apenas una hora y media de la desembocadura del río Ebro, se encuentra esta preciosa masía reconvertida en hotel. Nueve habitaciones y cinco salones comprenden un espacio en el que disfrutarás de piscina, masajes, hot-tub y exquisitas cenas, todo ello mientras contemplas sus impresionantes vistas.
Entre montañas, la casa está rodeada de almendros que en primavera florecen y a finales finales de verano dan sus frutos. El lugar tiene una amplia fauna donde destacan las cabras montesas y los zorros. Se encuentra en una de las zonas menos pobladas de Europa, donde la paz y tranquilidad están garantizadas. Es un lugar perfecto para realizar todo tipo de actividades de montaña y en esta época del año es especialmente recomendable darse un baño en las próximas Pozas de la Pesquera.
El lugar es conocido por las trufas y este hotel organiza más adelante, casi llegado el invierno, fines de semana para salir en su búsqueda.
Este ´Adults Only´ está muy cerca de la capital, en la Sierra de Gredos. A 800 metros de altitud, está próximo al pico Almanzor y tiene unas increíbles vistas al Valle del Tiétar, que parecen sacadas de una película. El hotel cuenta con doce habitaciones decoradas de manera rústica pero sin perder el toque actual, bonito y limpio que caracteriza el lugar.
El nombre del hotel, ´Nabia´, proviene de la mitología celta, pues la diosa de los montes, valles y ríos recibe ese nombre. Y no es de extrañar que este haya sido el nombre elegido, pues es todo lo que la vista alcanza a observar en este lugar. Lo que más llama la atención de los exteriores (además de las vistas) es la piscina infinita, enmarcada con rocas (sí, piedras naturales que complementan el ambiente) y te bañaras con el valle de fondo.
Durante finales de agosto y septiembre, este lugar es perfecto para escapar de Madrid y desconectar.