escapadas rurales Roda de Isábena, el Mont Saint-Michel del Altoaragón que asaltaron los piratas del siglo XX

En la madrugada del 7 de diciembre de 1979, una banda de piratas asaltó el pequeño pueblo de Roda de Isábena, uno de los pueblos más bonitos de Aragón. El líder se llamaba Erik el Belga, el mayor ladrón de arte del siglo XX, con más de 600 robos en iglesias y monasterios de toda España a sus espaldas.

El museo de la catedral de San Vicente guardaba piezas medievales únicas, desde objetos cotidianos a imágenes y orfebrería. Muchas de ellas no se han recuperado jamás. La que más duele, porque fue despiezada y destrozada para sacarla de España, es la silla de San Ramón, el mueble más antiguo de la Península Ibérica, con tallas de animales fantásticos de inspiración nórdica. Cuentan las crónicas que en 1995 (cinco años antes de su muerte) volvió a Roda de Isábena para donar unos cuadros y los vecinos le recibieron con gritos de «ladrón, ladrón».

El famoso ladrón de arte eligió este lugar, además de por los tesoros que guardaba, por ser el pueblo más pequeño de España (con apenas 50 habitantes) con una catedral románica (la más antigua de Aragón y más pequeña de España) y un conjunto medieval amurallado con encanto que recuerda al famoso monasterio francés de Mont Saint-Michel. Situada sobre una colina, Roda de Isábena nació como fortaleza defensiva romana y cobró importancia en la Edad Media, cuando se convirtió en residencia de los Condes de Ribagorza y sede episcopal.

En la actualidad, tras una cuidada rehabilitación de todo el conjunto, puedes recorrer sus enrevesadas y empedradas calles donde se alinean casas señoriales de bellas portadas, el palacio del prior y la catedral, reconstruida en estilo lombardo en el siglo XI tras la destrucción de la primitiva catedral por un hijo de Almanzor. En su interior se conserva la cripta con los restos de San Román, pinturas murales románicas, incluido un Pantocrátor, y, anexo a la iglesia, un sobrio claustro, en cuyos capiteles se encuentran talladas insólitas inscripciones necrológicas.

El rico patrimonio que alberga la Catedral incluye además retablos, lienzos, orfebrería, y una colección de textiles extraordinaria procedente del ajuar funerario del obispo San Valero. Este conjunto de piezas textiles de los siglos X al XII está formado por un sudario de seda persa, un sudario egipcio islámico de tradición copta, y una mitra tejida en seda y oropel, entre otras, de procedencia andalusí y oriental, adquiridas quizás gracias en el mercado de Barbastro, donde se vendían objetos de lujo procedentes del comercio con tierras muy alejadas de Aragón.

En Roda de Isábena se encuentra, asimismo, el Museo del Modelismo Naval, Aéreo y Etnografía de La Era de Vicen. Una visita que completará el aprendizaje sobre el pasado de la localidad, y también una oportunidad de conocer su magnífica colección de maquetas navales y de aviones. También se encuentran en la localidad tres ermitas, San Salvador, Pilar y Estet, así como un puente románico, antes de iniciar el ascenso al pueblo.

Roda de Isábena asiste al paso del tiempo desde un cerro rodeado de un paisaje tan bello que invita a realizar senderismo, a recorrer las gargantas y desfiladeros tallados por el río, que nace en el Pirineo aragonés, cuyas cumbres (Posets, Perdiguero, Maladeta, Mulleres o, la más alta, Aneto) pintan un telón de fondo azul y rojo a uno de los pueblos más bonitos de España.

En el antiguo refectorio de la Catedral, al que se accede a través de un precioso claustro, se encuentra el restaurante de la Hospedería de Roda de Isábena, hotel de la red de Hospederías de Aragón construido en la antigua abadía. En su comedor, con capacidad para 60 comensales, podrás disfrutar de recetas tradicionales de la zona elaboradas con ternera del Valle de Benasque, trufas del Isábena y chiretas, unos embutidos populares en el Altoaragón. De postre, un café en su terraza con vistas al valle.

Hotel pequeño con encanto situado en la Plaza Mayor de Roda de Isábena. Solo dispone de tres habitaciones (Las flores y Los músicos, para 2, y Los ríos,con capacidad para 4), decoradas en estilo rústico. Equipadas con nevera, cafetera y hervidor de agua, y bañeras con hidromasaje, ofrecen vistas a la plaza, la Catedral o el macizo del Turbón. En las zonas comunes podrás descansar en su sala de lectura, jugar el billar o disfrutar de las vistas desde su terraza.