James Rhodes. / INÉS BAUCELLS

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James Rhodes: la música como salvación

El genial pianista cuenta por primera vez en un libro la desgarradora historia de abusos sexuales que sufrió por parte de un profesor.

La historia que el pianista James Rhodes relata en su libro Instrumental es impactante: intenta que entendamos cómo debe de sentirse un niño de cinco años que es violado por un profesor tras ser convertido solo en un juguete de carne. Su psiquismo recibe el mayor trauma posible y este impacto brutal le destroza.

Aunque una profesora sospechó que algo le pasaba e intentó ayudarle denunciándolo a la dirección del colegio y a sus padres, estos no la escucharon. Nadie preguntó a James por qué salía con sangre de las clases de boxeo. Cuando cumplió 10 años, simplemente lo internaron en un colegio de élite en Londres y allí, quizá en un intento por controlar el trauma, siguió practicando sexo de una forma compulsiva con chicos mayores. Suponía que entonces era él el que conseguía algo.

Treinta años después, tras varios intentos de suicidio, autolesiones, abuso de drogas y varias estancias en psiquiátricos, necesita vomitar aquello que le hicieron tragar a la fuerza. Y en 'Instrumental' lo hace de forma absolutamente explícita. Tanto es así que, durante un tiempo, su exesposa intentó infructuosamente impedir la publicación del libro. Temía que las descripciones afectaran al hijo de ambos.

Pero más allá de lo desgarrador de los hechos, el libro plantea preguntas cruciales: ¿qué tipo de padres no se dan cuenta de que a su hijo de cinco años le pasa algo? Y cuando una profesora intenta ayudar al niño, ¿qué clase de sistema hace caso omiso pese a los restos de sangre en sus piernas? ¿Por qué se oculta el abuso infantil?

La ausencia del padre

En un ejercicio de generosidad, Rodhes intenta salvar a su madre: "No se dio cuenta o no quiso darse cuenta de que algo fallaba. No la culpo. Era joven e ingenua, e intentaba no venirse abajo pese a padecer insomnio, ser resistente al Valium y tener una familia a la que cuidar". Al padre solo se le nombra una vez para decir que no quería que estudiara música. La misma música que, según sus propias palabras, "le salvó la vida". La ausencia del padre es muy significativa. El pianista dedica el libro a su hijo. No soporta pensar que un día pueda decirle: "Papá, me abandonaste". En una entrevista, le preguntan si teme no ser un buen padre, a lo que contesta citando al psicoanalista Winnicot, autor del concepto "padre suficientemente bueno". "Nadie logra ser el padre perfecto, "suficientemente bueno" es todo a lo que puedes aspirar", señala. En el libro, llega a afirmar: "Yo soy muchas cosas. Músico, hombre, padre, gilipollas, mentiroso y falso. Pero sí, lo que más me define es el sentimiento de vergüenza". Y añade: "Para la persona que padece una enfermedad mental, no hay nada más aterrador que un sentimiento".

Había algo en mi interior que me daba zarpazos y que no podía contener"

james rhodes - Pianista

El nacimiento de su hijo le expuso a todo tipo de sentimientos. La ternura que el niño le produjo le conmovió. "Es muy frecuente, dice, que se te caiga el mundo encima cuando tu hijo se acerca a la edad en la que empezaron a abusar de ti" . "Había algo en mi interior que me daba zarpazos y que no podía contener". Había estado internado en varios psiquiátricos y, según confiesa, para un hijo de cuatro años tener un progenitor en esas condiciones es como no tenerlo.

Por esta época, James empieza a autolesionarse con cuchillas. Las autolesiones, dice, son como una droga, una forma de eliminar una angustia emocional insufrible. Una violación continuada como la que sufrió él, te deja en un estado emocional tan caótico que la sensación de culpabilidad, suciedad y vergüenza es insoportable. Las autolesiones reemplazan las heridas psicológicas que deja el abuso por heridas corporales. Así, la víctima logra hacer las paces con su cuerpo, pues las heridas que se produce se curan. Y es la persona la que decide cómo y cuándo lastimarse. También es una forma de autocastigarse y aliviar la culpa inconsciente que se siente asociada al posible goce que en esas situaciones de violencia y humillación pudo sentir.

Un niño víctima de abusos no es culpable, aunque se avergüence por culpas de las que nada sabe

"Me perdoné algo que nadie habría considerado culpa mía", escribe. Y tiene razón, un niño victima de abusos no es culpable, aunque se avergüence por culpas de las que nada sabe. El perdón libera, dice Rodhes, y es cierto: el perdón que busca es para dejar de sentirse despreciable, para vivirse como un hombre y un padre suficientemente bueno.

Donde nadie llega

  • "La música llega donde nadie más llega", dice Rodhes.

  • Según F. Regnault, "la música es un ejercicio inconsciente de una cura donde el sujeto no sabe que se cura".

  • Según las psicoanalistas Kristeva y Aulagnier, todos tenemos una banda sonora propia, la conozcamos o no.

Rhodes fue diganosticado con trastorno de la personalidad. Aún con síntomas tan graves como brotes psicóticos, los pudo elaborar psíquicamente y conducir esa energía hacia la creatividad, hacia la música.

'Instrumental, Memorias de Música, Medicina y Locura' es la autobiografía de James Rhodes. En él denuncia a Lee, el profesor que abuso de él desde los cinco años y que le amenazó para que no hablase. Lee no fue a juicio porque sufrió un derrame cerebral y murió poco después.

El libro es también un homenaje a músicos como Bach, Schubert, Beethoven, Liszt, Brahms o Mozart, cuya música le ayudó a sobrellevar sus conflictos.