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Lo mío (o tuyo) tras el adiós

Cuando los padres fallecen, no solo hay que lidiar con el duelo, sino con el testamento (o su ausencia). ¿Por qué una herencia es capaz de destruir a una familia? ¿Qué simboliza lo material?

Discusión entre familiares. / D. R.

isabel menéndez

Si has tenido que enfrentarte a una herencia compartida, es probable que te hayas encontrado con uno de los procesos más duros de tu vida. Quizá todo se resolvió bien, pero descubriste algunos aspectos de tus hermanos que no te esperabas. ¿Por qué la herencia es siempre un asunto difícil? ¿Por qué las peleas, las discusiones, la impresión de que tu hermano o tu hermana es tu enemigo resulta tan común en un reparto de bienes? Lo que se vuelve presente en esos momentos es lo más primario que constituye la subjetividad humana: el amor y el desamor que se recibió.

Cuando el notario acabó de leer el testamento, Eva respiró hondo y el amor que sentía hacia sus progenitores quedó sellado. Habían especificado lo que dejaban a cada uno de sus hijos y les habían evitado tener que ponerse de acuerdo, tarea prácticamente imposible, con su hermana. No había nada que discutir. Aun así, su hermana protestó porque estaba convencida que le iban a dejar la casa solo a ella, ya que consideraba que había cuidado de sus padres más que Eva y su hermano.

Al no ver cumplido su deseo, cayó enferma. Parece que Eva y su hermano habían elaborado una relación con sus padres que no les remitía a una situación infantil de demanda, no como su hermana, que quería ser compensada porque sentía que había conseguido menos en la vida que sus hermanos. La muerte de los padres y su herencia reavivan los temores de la infancia. Incluso en las organizaciones familiares más equilibradas, el interrogante continúa abierto y sigue siendo fuente de tensiones y angustias. Aunque los hermanos tengan una relación de fraternidad, donde las rivalidades se hayan superado, la tensión y el temor infantil de no ser suficientemente querido por los padres aparecen con la herencia.

Sentimientos claves

  • Los celos. El hijo más inmaduro e inseguro es con frecuencia el que más se pelea con los hermanos.

  • La culpabilidad. Algunos hermanos pueden renunciar a lo que les pertenece por finalizar el proceso.

  • La agresividad. Puede esconder una incapacidad de elaborar el duelo. Mientras estén enfrentados, no puede haber reparto y así siguen unidos en la desdicha.

Un reparto imposible

La lectura del testamento es un momento psicodramático tenso. Es quizá la última muestra de amor, cuando más allá de la muerte toda manifestación de cariño es imposible. En lo que se dice en el testamento se dan los últimos trazos afectivos. Todos los hijos se preguntan si sus padres les han apreciado en su justo valor. Además, piensan en lo que nunca se atrevieron a decirles y que ya es demasiado tarde para manifestarles. Pueden aparecer ideas como: "No te dije cuánto te quería y descubro que prefieres a otro que sí te declaraba su amor". Cada palabra del testamento se sopesa como un reconocimiento o una sanción.

La desaparición de los padres permite a todos decir lo que piensan

El reparto de los objetos personales de los padres pone a todos el corazón en un puño: hay recuerdos, tristeza por lo que se siente como un abandono y dolor por lo que representa una pérdida. Este momento puede convertirse en una tragedia. Las relaciones que habían sido turbulentas, terminan peor. La desaparición de los padres permite a todos decir lo que piensan desde hace tiempo. La agresividad enterrada emerge con toda su fuerza porque ya no están los padres que funcionaban como contención.

Por eso pueden surgir nuevos conflictos a partir de acontecimientos nimios, como los que aparecen a la hora del reparto de objetos de escaso valor material. Rivalidades infantiles que, si no se han elaborado, saldrán de las catacumbas del inconsciente mientras se entierra a los padres. En ocasiones, el odio contra un hermano amortigua el dolor por la pérdida de los padres y de esta forma se evita elaborar el duelo.

El duelo

  • Cuando se pierde a los padres, necesitamos hacer un trabajo psicológico denominado "duelo". Es un proceso que nos ayuda a soportar el dolor que se produce al quedarnos sin ellos. La energía emocional que habíamos depositado en esa relación vuelve al yo y lo inunda.

  • El vínculo que hemos perdido está asociado a los recuerdos. Por esta razón, en ocasiones, una persona que está de duelo empieza a parecerse en algún detalle a aquella que lo motiva, se identifica con ella en algún rasgo.

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