Disfrutar de los sencillo como si fuera la primera vez, la clave del hygge. / GTRES

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El hygge o cómo vencer el miedo a perder el tiempo en vacaciones

Vivirlas como si fuera la primera vez y hacer lo que más satisfacción nos aporte, como dicta esta filosofía, son las claves para aprovechar el descanso veraniego.

Llevas meses deseándolas, motivándote con que cada día estás más cerca del descanso. Quizá ya las has planeado al dedillo o tal vez seas de los que esperas al último momento, pero piensas en ellas a menudo. Hablamos de las vacaciones de verano, que de forma casi automática se convierten en objetivo una vez que acaba la Semana Santa. Sin embargo, si tanto las deseas, ¿por qué cuesta tanto disfrutarlas de verdad? Descubrimos con Arantza Pérez Mijares, psicóloga de Doctoralia, cómo perder el miedo a "perder el tiempo" durante el descanso.

El cerebro o la sociedad, ¿quién es culpable?

A veces no sabemos si somos nosotros mismos que no nos permitimos descansar, o se trata de una presión externa que hace que no podamos relajarnos. En realidad, es una mezcla de ambas. Por una parte, comenta la experta de Doctoralia, están las inercias: nuestro cerebro ha aprendido una serie de rutinas y continúa con ellas de forma automática. Por otra parte, a un nivel más profundo, está nuestra forma de socializarnos y nuestra cultura. "Estamos educados en el valor del trabajo. Por ejemplo, cuando tenemos que decir algo bueno de una persona decimos que es muy trabajadora y eso es casi lo mismo que decir honrada. Por tanto, el trabajo es un valor que, además, nos referencia; es decir, nos definimos por quienes somos, pero también por lo que hacemos: soy peluquera, soy juez, soy profesora, soy periodista…", explica. Así, a nivel cultural, el "no hacer nada" está mal visto y estamos más orientados al "hacer" que al "ser", según destaca la psicólgoga, algo que es complicado frenar en un margen pequeño de tiempo como pueden ser unas vacaciones.

¿Qué pasa si no desconecto?

Es vital concienciarse de que tan importante es trabajar como descansar, pues ayuda a rebajar los niveles de estrés diario. "Situaciones sostenidas de estrés pueden acabar generando enfermedades físicas y psíquicas. Por ejemplo, cuando estamos cansados tenemos una mayor tendencia al pesimismo y al catastrofismo. Además, nuestra respiración se altera, se vuelve más superficial y tendemos a emplear más oxígeno del necesario. Esto hace que nos oxidemos más, y por ende, nuestras células envejezcan antes", argumenta Pérez Mijares. También se da una revolución hormonal en estados de ansiedad y estrés, que desgasta el cuerpo.

Pero, además, vivir enganchados al trabajo reduce nuestra vida a la esfera laboral y corremos el riesgo de perder nuestra vida personal y todas aquellas cosas, personas y experiencias importantes de nuestra experiencia. “Si pasamos el tiempo pensando en el trabajo, aunque estemos de vacaciones, lo que hacemos es perdernos la oportunidad de disfrutar plenamente de lo que estamos viviendo, ya sea solos o en compañía de nuestros seres queridos”, comenta la psicóloga.

Las claves para cambiar el chip

  • Haz un reset, de verdad. Aunque romper con la inercia que comentábamos al principio es difícil, no es imposible. La psicóloga recomienda “hacer un reset y ponernos en modo ‘experiencia’, de manera que estemos dispuestos a vivir el momento, disfrutar de lo que venga sin prejuicios ni adelantando acontecimientos”. Un truco es vivir las vacaciones como si fuera la primera vez, como si no tuviéramos la experiencia de haber estado de vacaciones de verano y no sepamos lo que vendrá después.

  • Lejos de lo que nos amarga. La tarea es difícil si en nuestras vacaciones nos acompaña una persona adicta al trabajo. En este caso, “la tolerancia ha de ser la base y tenemos que respetar lo que cada persona hace con su vida. Pero también podemos elegir no quedarnos con esa persona que es adicta al trabajo y nos impide disfrutar a nosotros”. Como dice la experta, somos responsables de nuestra felicidad y de nuestros grados de confort y disconfort, por tanto, es nuestra responsabilidad neutralizar las actitudes de la otra persona o alejarnos de ella.

El hygge, tu gran aliado

Desconectar en verano no es sinónimo de irse a un lugar remoto. En la ciudad también podemos relajarnos. El concepto hygge nos puede ser de gran ayuda, pues es una idea que promueve el bienestar personal, el confort y la felicidad que proporcionan las cosas mundanas y sencillas, como, por ejemplo, disfrutar de nuestro hogar leyendo o tomando un café. "En los países nórdicos hay un enorme respeto por el tiempo personal y por el tiempo de trabajo. De modo que no se entiende que una persona se dedique a hablar de fútbol en el trabajo, pero tampoco se entiende que una persona trabaje una media de cinco o diez horas más a la semana. Se considera una enorme falta de eficacia personal", nos explica la psicóloga.

Aunque el hygge es un concepto de la cultura nórdica y aplicarlo aquí conllevaría algunos cambios culturales, sí podemos inspirarnos en él para lograr desconectar del estrés laboral sin salir de casa. La clave consiste en buscar aquellas experiencias que nos hacen sentir cómodos y relajados, y potenciarlas: un café con un amigo, leer tranquilamente en una terraza, un paseo a la sombra de los árboles… Se trata de una actitud, una forma de ver la vida buscando aquello que nos resulta más acogedor, sin necesidad de grandes estridencias.

"Al final, todo radica en quitarse el miedo a 'perder el tiempo'. Sencillamente hay que invertir tiempo en calidad de vida, cada uno en lo que le hace disfrutar y sentirse bien. Hay cosas que aparentemente no aportan nada según los estándares de la sociedad pero que configuran la base de la felicidad de muchas personas: leer un libro, escuchar una canción o sencillamente tomarse tiempo para respirar y mirar a nuestro alrededor". Y esta es, según la experta, la gran clave para disfrutar de las vacaciones de una vez por todas.