Algunos personajes públicos muy conocidos, uno en nuestro país (la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes ) y otro fuera ( Mark Zuckerberg , fundador de Facebook) se han visto obligados a dar cuenta ante la opinión publica de sus acciones. La primera presentó su dimisión en un discurso en el que acababa diciendo: “A pesar de todo, de la dureza del momento, del dolor personal, yo creo que mi padre se sentiría y se siente orgulloso de mí y eso es lo más importante”.
El padre de la expresidenta madrileña murió el año pasado. Ella piensa que no la censuraría por lo ocurrido, sino que estaría orgulloso, lo que significa, en otras palabras, que no habría cometido falta alguna. Así pues, su padre tendría la última palabra sobre su actuación, por encima de la ley y de las evidencias sobre la forma en que consiguió un título de máster universitario que, junto al vídeo sobre un presunto hurto de unas cremas en un supermercado, ocasionaron su dimisión. Cifuentes quiere que un padre idealizado, que sería todopoderoso, se sienta orgulloso de ella, porque este con su poder la disculparía las actuaciones dudosas de las que se la ha acusado.
Mark Zuckerberg, por su parte, compareció ante una comisión del Congreso de Estados Unidos y pidió perdón por su responsabilidad en la filtración de datos de Facebook. Zuckerberg terminó su discurso diciendo: “Para mí, lo más importante era conseguir tener el mayor impacto positivo posible en el mundo. Ahora solo quiero hacer algo que, cuando mis hijas crezcan, les haga sentirse orgullosas de mí ”.
En este caso, es él quien se pone de ejemplo, no siente culpa por lo que ha hecho. Se hace responsable de lo sucedido, pero supone que sus hijas, cuando sean mayores, no van a tener un criterio propio. Ni siquiera tiene en cuenta que las niñas también tienen una madre que algo podrá decir sobre este asunto. Zuckerberg ocasionará también un impacto en el mundo íntimo de sus hijas. Precisamente se le acusa de una invasión en el mundo íntimo de millones de usuarios de su red social. Él vuelve a unir, cuando pide disculpas, la ética que como padre tendría que transmitir a sus hijas con la confianza que como empresario se puede tener en él.
Todos aluden al padre porque las reglas éticas que rigen su psiquismo y con las que se mueven en sociedad se aprenden en los primeros años de la vida.
La función paterna es importante . Se explica desde el psicoanálisis como aquella que separa al hijo o a la hija de la madre. El padre interviene como un tercero en esa relación, lo que promueve en el hijo una subjetividad propia. En la estructuración de esa subjetividad aparece una instancia psíquica llamada superyó, portadora de unas normas enmarcadas en una ética que le permite construir una ley interna y dirigir sus deseos a otros fuera de la familia. El padre representa esa autoridad que se respeta y señala lo que está bien y lo que no.
La función materna, al ser más primaria y de contención, queda asociada al terreno emocional, al cariño, al amor, a lo incondicional. Y la paterna se relaciona con lo social, el trabajo, lo intelectual. Culturalmente se mantienen estos modelos, que solo interesan a una estructura patriarcal en la que se enfatiza el carácter asimétrico de los sexos.
La hija o el hijo llegan a construir un yo sólido y firme si el padre presenta unas características que les sostengan y les devuelvan una imagen valiosa de ellos mismos. El deseo de que otro esté orgulloso es un pedido de amor a alguien con autoridad. Si se es querido, se es valioso y eso revierte en la imagen que se tiene de uno mismo.
Quizá si todo el mundo, al pedir disculpas, invocara la autoridad tanto del padre como de la madre, viviríamos en una sociedad más igualitaria. Entonces ambos sexos tendrían la autoridad de premiar o no a un hijo.
La contribución de las mujeres es tan importante como la de los hombres y tendrían que tener tanta autoridad como ellos. Al fin y al cabo, la función materna está en la base del psiquismo humano.
Una sociedad patriarcal se sustenta en la idea de un padre todopoderoso, confunde la autoridad con el autoritarismo y concede al hombre un poder excesivo que alimenta su narcisismo y oculta su fragilidad.
Mark Zuckerberg testificó ante el Congreso de EE.UU. después de que se publicara que esta red social había hecho uso indebido de los datos privados de 50 millones de personas, que posteriormente se utilizaron para influir en las elecciones que ganó Donald Trump.
Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid, dimitió el mes pasado después de que se denunciaran irregularidades en la obtención de un máster en la Universidad Rey Juan Carlos, y se publicara un vídeo en la que se la veía siendo registrada tras un presunto hurto.
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20 de enero-18 de febrero
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