El trabajo muchas veces te sobrepasa , estás cansada y no llegas a todo lo que tienes que hacer. Si has rozado tu límite, cumplirás con estos síntomas:
¿Te notas demasiado sarcástica? ¿Algo hipercrítica e irascible? ¿Te sienta mal lo que antes te daba igual? Si estás en un modo que ni tú misma te soportas puede ser que tengas demasiado sobre tus espaldas, un exceso de estrés que está pidiendo a gritos vacaciones.
Solo piensas en comprar un billete a Bali (solo de ida). Fantaseas dejarlo todo e irte a vivir a una cabaña aislada del mundo. Todas estas tentaciones son símbolo de estar quemada en el trabajo. Evitar la compañía de otras personas y distanciarte de tus compañeros de trabajo son síntomas de estrés.
Cometes más errores que antes, te equivocas en tareas que solías tener bajo control. Claramente estás muy cansada. La falta de atención a los detalles del trabajo son otro signo inequívoco de que estás quemadísima.
La energía de los primeros tiempos ha desaparecido. Te vas arrastrando toda la semana y prefieres pasar la noche del sábado durmiendo que en una fiesta. Vivir en esa especie de letargo es una señal de agotamiento emocional que puede venir del sentimiento de frustración en el trabajo.
Has perdido toda autoconfianza en ti. O crees en tus capacidades ni en tus méritos, no sientes ilusión por lo que haces y no ves ningún mérito especial en lo que haces. Te has convertido en una procrastinadora de libro porque no crees que ponerte a trabajar sea una buena idea.
Dolores de cabeza que no se quitan, mareos constantes, acidez de estómago, a veces hasta fiebre. Los médicos no pueden encontrar nada y te dicen, claro que es estrés. Varios estudios científicos han probado que estar quemado en el trabajo puede traer un deterioro más o menos importante de la salud física.
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20 de enero-18 de febrero
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