Cuando se trata de redes sociales, cualquier parecido a la realidad suele ser pura coincidencia. Instagram, Facebook, Twitter son la oportunidad de fabricarse un mundo a medida, escoger los encuadres y dejar fuera lo que no gusta, meter filtros aquí y allá, y disimular los detalles oscuros. Nadie pone una foto con la cara lavada sin antes ajustar un adecuado Filtro Valencia, ni se permite no editar un comentario cuando se le ha ocurrido una idea más ingeniosa, o alguien le ha pillado una errata.
Todo esto entra dentro de la normalidad, y a estas alturas del partido, ya tenemos asumido que a Internet no se va a decir la verdad. O, al menos, no toda la verdad. Peor aún: hay muchísimos casos de perfiles de Facebook o Instagram que directamente no tienen nada que ver con sus autores. Los solemos identificar cuando ya conocíamos previamente a la persona y comenzamos a seguirla en las redes. Entonces descubrimos el timo. Esa persona se transforma, toma kriptonita roja para exhibirse como lo que le gustaría ser y no es.
Según el dr. John Suler, conocido psicólogo de la Rider University, esta distancia entre la vida real y la que nos inventamos no es más que la evidencia de que nos hemos dejado abducir por el fenómeno de la desinhibición on line, una circunstancia del medio digital y favorecida, según el psicólogo, por el anonimato, la invisibilidad, y la pérdida de los límites entre los individuos. "El anonimato hace que la gente se convenza de que sus comportamientos on line no le pertenecen y, por tanto, no son su responsabilidad. Esto les concede carta blanca y explica que se entreguen a determinadas conductas con total abandono", escribe Suler en uno de sus artículos.
Algunas personas se conectan a Internet y entran automáticamente en un delirio de grandeza, fuerza y poder. Elias Aboujaode, psiquiatra de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford lo llama El Efecto Internet. Una vez desconectados, dichos individuos vuelven a ser quienes eran. En su libro 'Virtually you' (Norton; Company) este psiquiatra sostiene que nuestra personalidad on line, (e-personality, la llama) suele ser mucho más respondona y desinhibida que nosotros en la vida real. " Todos estamos expuestos en algún grado a sufrir transformaciones en este sentido cada vez que nos conectamos a internet", asegura.
Sin ánimo de escribir un manual de psiquiatría, o un bestiario, pero animada por los hallazgos científicos de los expertos, he calificado los casos más disociados de mi timeline. Diría que, en realidad, no son más que arquetipos de la vida digital. Solo hay que dejarse ver un poco por los mundo de Internet para encontrar a más de una de estas especies.
Todas las causas le producen idéntica indignación. De hecho, su estado permanente está entre el enojo, el asco y la vergüenza ajena. Unos sentimientos que manifiesta a viva voz y altos decibelios. Léase, en mayúsculas reiteradas. Desde su sofá anima todas las manifestaciones, firma todas las peticiones de Change.org, y sobre todo, emplaza a quien no se posiciona tan claramente como ella. En mi timeline aparece a primera hora de la mañana, siempre con algún exabrupto para denunciar la injusticia del mundo en que vivimos. Si no se le corresponde con igual intensidad es capaz de iniciar una petición de Change.org contra esa gente que, como yo, es de temperamento flemático y pacífico antes de tomar el primer café.
Su hashtag: #verguenza #asco #alacalle
El mío #levantatedelsofa
Tiene una buena vida, pero le gusta más la de los otros. Así que va recopilando fotos de las actividades de los demás para publicarlas dosificadamente en sus redes . Una cabaña en la sierra, unos muebles de diseño, un suelo de auténtico roble, un gin tonic en la terraza del restaurante de moda … un vistazo a sus fotos de Instagram revela su naturaleza aspiracional. Su único pecado es adjudicarse todos esos atributos como propios en un intento de que la queramos un poquito más. Sus redes sociales son un compendio de imágenes del mundo hecho a la medida de su imaginación. Una vida inventada gracias a robar fotos al resto de la humanidad.
Su hahstags: #myworld #feliz
El mío: #vivetuvida
Es una persona afable, e incluso tímida en la vida analógica, pero las redes sociales la enloquecen y le sacan unos rasgos pasivo- agresivos de los que, al menos yo, no era consciente. A cualquier foto o comentario que se ponga, ella le encontrará una pega, un error histórico, un problema de encuadre, un defecto de forma o contenido. Lo que sea, y se lo echará en cara al autor en tono sarcástico y hasta con cierta crueldad. Su razón de ser en las redes es la caza del gazapo para señalar y corregir. También puede ser que no tenga nada que enmendar, pero entonces incidirá en que esa información ya la sabía ella en 2005 y que la gente debería informarse mejor antes de publicar un estado de Facebook. Un verdadero caso de dr. Jekyll y Mr. Hide.
Su hashtag: #dejavu #muy2011
El mío: #bitch
Su carrera profesional (siempre) va viento en popa. Solo sabemos de ella cuando se asoma a contar sus éxitos, su trabajo molón, sus premios. No usa las redes sociales para relacionarse con sus amigos, sino para sentirse superior a ellos. Sus redes son un continuo despliegue de nombres conocidos o fotos con famosos. Es la reina del namedropping, esa técnica que puede ser analógica o digital, y que consiste en dejar caer nombres célebres, así como sin querer. En Internet el poderío se demuestra con selfies y primeros planos que nos dejen a todos sin palabras. Ella solo añade al final de sus post #Ilovemyjob. Uno de los hashtag más petulantes de la historia de Internet. De su despido nos enteramos pasados tres meses. Nadie pudo ayudarla por dos razones: no lo sabíamos, y ella seguía publicando fotos de sus éxitos profesionales.
Su hashtag: #Ilovemyjob
El mío: #loslunesalsol
Siempre está feliz. Y su felicidad es contagiosa. Absolutamente todo le gusta y le genera un amor infinito. Esto se manifiesta con una abrumadora profusión de corazones rojos, emojis de sonrisas y más corazones, angelitos con sus alas, y abundantes signos de admiración al final de las frases. Bajo ninguna circunstancia colocará este signo al inicio de la oración, como manda el diccionario del idioma castellano. Uno acaba preguntándose si este ser humano en cuestión no tiene manías, pequeños (o grandes) odios inconfesables, frustraciones secretas… O si, realmente, es posible que ame a todo el mundo. La fuente de tanto amor emana de su propio ser, espiritual y sensible como pocos. Los que la conocen fuera de las redes sociales tendrán la oportunidad de comprobar cómo su naturaleza celestial baja al barro si se trata de criticar a un amigo. Un ejercicio que comienza invariablemente anteponiendo la frase: "Yo la quiero mucho, ehh … pero. Y quién no sabe que todo lo que se antepone al "pero" carece de auténtico valor".
Su hashtag #OMG #inlove #loveyou
El mío:#austeridaddesignosdeadmiracion
Cuando la conocí, mucho antes de tenerla de amiga en Facebook e Instagram, siempre me pareció de naturaleza tristona y lúgubre. Un ser gris en todas las gamas posibles. Sin embargo, su vida en las redes sociales levanta ronchas. Veladas a la luz de la luna con champán francés, largos paseos por montañas idílicas desconocidas, instantáneas muriéndose de risa en actitud mundana rodeada de ejemplares masculinos. Digamos que tiene una doble vida, una brillante, perfecta en las redes, y otra, mucho real, solitaria y triste entre las cuatro paredes de su casa. Sin embargo, el despliegue de medios en Facebook e Instagram la llena de satisfacción, pues sus seguidores, un auténtico coro de palmeros, la adoran y le hacen la ola. Nunca le había pasado nada parecido en la vida real.
Su hashtag: #lavidaesbella #fun #superwoman
El mío: #tequierotalcomoeres
Publica por impulso y en abundancia. Es indiscreta, cuenta su vida, enseña su cuerpo, su escote bronceado. Se compra muchos zapatos, o eso parece, y los enseña en Facebook junto a toda su pierna cuan larga es. En el gimnasio se da la vuelta para que comprobemos que los glúteos son un músculo a entrenar y que los ejercicios de tonificación de la zona, tarde o temprano, dan buenos y voluminosos resultados. Fuera de Facebook es una madre de dos niños, el mayor de ellos sufre hiperactividad. Ella preside la asociación de padres de niños TDAH con mesura y sabiduría. Es como si la virtualidad de la pantalla aboliera todo su pudor. Todos la aplauden, yo también, pero no deja de resultarme perturbador.
Su hashtag #freewoman #nofilter #fiesta
El mío: #madrecoraje
- Viajar para hacerte un 'selfie' y colgarlo en Instagram
- Se dispara hasta la locura el precio de los post de las 'celebs' en Instagram
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
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