No es la primera vez que hacemos nuestro recorrido matutino por las redes sociales y descubrimos selfies de modelos, famosas e instagramers perfectamente tonificadas, de medidas intactas, con abdominales que parecen dibujados con escuadra y cartabón, y pieles impolutas. Un sinfín de estímulos externos que nos hacen preguntarnos: si yo no me parezco a esto ni por asomo, ¿de verdad soy atractiva? ¡S.O.S! La inseguridad ha llegado a tu vida.

No lo podemos evitar, de golpe y porrazo empezamos a repasar esa lista mental en la que anotamos qué defectos físicos creemos que tenemos (con mayúsculas y en luces de neón, por si no los veíamos bien). A continuación, se avecina la consiguiente caída en una espiral de shopping que nos llevará a bajarnos la última aplicación fitness y a comprarnos una crema que asegura borrar la celulitis modo goma Milan. A maquillarnos como si no hubiese un mañana (vídeo de ‘contouring’ incluido), subirnos a unos tacones de vértigo con los que jugarnos el físico y enfundarnos esa prenda mainstream que en nosotras no nos convence absolutamente nada. El resultado es nefasto, peor que al principio. Nubarrón sobre la cabeza, decaimiento progresivo y ya nos hemos arruinado la semana. ¿Y todo por qué? Porque olvidamos la norma principal: en cuestión de cánones de belleza, la única regla es que no existe regla tal.

Nueva York / @collagevintage2

Vayamos a la raíz del problema: atraer. Si extraemos su definición literal de la RAE, hablaríamos de “ganar la voluntad, afecto, gusto o atención de otra”. Seducir, por su parte, se vincularía al efecto de embargar y cautivar a alguien; o lo que es lo mismo, quedar grabado en la mente de otra persona. En ningún momento se habla de hacer uso de agentes externos, cosas materiales o tácticas infalibles sino de dos capacidades que todos tenemos de forma innata y que todo ser humano logra transmitir de forma natural. Realmente, basta con que una persona se sienta segura de sí misma, para proyectar esa misma imagen a los demás. Así que, si hablamos de un don que todas poseemos pero que a veces olvidamos por falta de confianza, ¿cómo logramos volver a fortalecer ese vínculo con nosotras mismas y recuperar nuestro magnetismo personal? Pues a través de estas cinco cuestiones.

Móvil / @svedae

1. Mens sana…

El equilibrio mental y emocional es muy importante para borrar tanto nuestros miedos irracionales, como todas nuestras inseguridades. Eso sí, no existe una única opción para alcanzarlo, todo depende de la persona y sus necesidades. Por ejemplo, hay quien lo encuentra en los ejercicios de meditación o en el mindfulness que conjuga una amalgama de introspección, aceptación, conciencia, atención al cuerpo, actitud libre de juicios y concentración en el presente. Por otra parte, hay personas que necesitan acudir a un psicólogo o psicoterapeuta que le ayude a desarrollar las herramientas necesarias para combatir los temores, ansiedades y presiones que les condicionan y limitan. Todo lo que suponga detectar el foco de lo que te atosiga, combatirlo para liberar tu mente y alcanzar un mayor bienestar, bienvenido será.

2. …in Corpore sano

¡Con esto no estamos diciendo que mañana mismo te apuntes al gimnasio! Para nada, sencillamente que escuches a tu cuerpo y descubras sus necesidades. Pero, por si todavía no te has atrevido a practicar ningún tipo de actividad, has de saber que la actividad física es toda una fuente de seguridad y autoestima, lo aseguran los expertos. Al proponernos pequeños retos durante la práctica de un deporte, cada objetivo que cumplamos sumarán un punto en la valoración y la visión que tenemos de nosotros mismos, reforzando nuestra confianza personal. Además, cada vez que damos un pasito más estamos rompiendo barreras y venciendo miedos, cosa que nos motivará en todos los aspectos de nuestra vida. Ya sabes: yoga, power walking en tu día a día, clases de GAP, danza, tablas de ejercicios en casa, spinning, ¡tú eliges!

Por otro lado, llevar una dieta saludable y completa, en la que consumas todos los alimentos necesarios, así como descansar las horas que tu cuerpo y tu mente requieren, te ayudarán a tener el corazón contento (como diría Marisol).

Yasmin Sewell / @collagevintage2

3. La belleza, una cuestión de humor y felicidad

Una de las citas más compartidas en redes sociales es esta famosa frase de Audrey Hepburn: “Las mujeres felices son las más bellas”. Y no ha caído en saco roto. El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos concluyó que las mujeres que resultan más atractivas son precisamente las que irradian alegría y felicidad. Pero no es lo único, el humor también entra en juego.

Eric Barker, articulista en The Week, afirmó que “el humor es sexy” y un factor tan seductor en hombres como en mujeres, aunque no en el mismo grado. ¿Y a qué se debe? Pues según un estudio dirigido por Gil Greengross y Geoffrey Miller, a su relación con la inteligencia. La capacidad de desarrollar un gran sentido del humor, está íntimamente ligada a la inteligencia general y, en particular, a la verbal.

4. Tú marcas (tu) tendencia

El atractivo no es cuestión de tendencias y a los hechos nos remitimos. Seguro que no es la primera vez que ves a alguien en la calle con un sencillo vaquero y una camiseta blanca y has pensado: “¡oye, qué mona va!”, porque a fin de cuentas todo es cuestión de comodidad. No es el hecho de maquillarte o no, seguir la moda o marcar tus propios derroteros; es identificar ese estilo con el que te identificas, te sientes fuerte y poderosa, ¡porque es así como te comerás el mundo! Inspírate, olvida lo superfluo y quédate con aquello que te resulte natural. Te aseguramos que lo detectarás al instante porque está íntimamente relacionado con nuestra personalidad.

Svedae / @svedae

5. Di no a las personas tóxicas

En cuántas ocasiones te habrán dicho que nunca estaremos al gusto de todos, y es una verdad como un templo. Siempre habrá un comentario o una crítica que podría resultarte hiriente, pero en ese momento detente, piensa y relativiza. Las opiniones de personas a las que apreciamos y nos quieren, nos enriquecen y velan por nosotros son importantes. Las de quien no nos ofrece ese feedback, sino que nos hunden, nos deprimen y buscan minar nuestro autoestima, no merecen ser escuchadas (o leídas) ni ser tenidas en cuenta.

Ahora sólo queda mentalizarte, creértelo y seguir adelante con paso firme. Después de todo esto estarás lista para ser la mejor versión de ti misma, más radiante y más atractiva que nunca.

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