vivir
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No es la primera vez que hacemos nuestro recorrido matutino por las redes sociales y descubrimos selfies de modelos, famosas e instagramers perfectamente tonificadas, de medidas intactas, con abdominales que parecen dibujados con escuadra y cartabón, y pieles impolutas. Un sinfín de estímulos externos que nos hacen preguntarnos: si yo no me parezco a esto ni por asomo, ¿de verdad soy atractiva? ¡S.O.S! La inseguridad ha llegado a tu vida.
No lo podemos evitar, de golpe y porrazo empezamos a repasar esa lista mental en la que anotamos qué defectos físicos creemos que tenemos (con mayúsculas y en luces de neón, por si no los veíamos bien). A continuación, se avecina la consiguiente caída en una espiral de shopping que nos llevará a bajarnos la última aplicación fitness y a comprarnos una crema que asegura borrar la celulitis modo goma Milan. A maquillarnos como si no hubiese un mañana (vídeo de ‘contouring’ incluido), subirnos a unos tacones de vértigo con los que jugarnos el físico y enfundarnos esa prenda mainstream que en nosotras no nos convence absolutamente nada. El resultado es nefasto, peor que al principio. Nubarrón sobre la cabeza, decaimiento progresivo y ya nos hemos arruinado la semana. ¿Y todo por qué? Porque olvidamos la norma principal: en cuestión de cánones de belleza, la única regla es que no existe regla tal.
Vayamos a la raíz del problema: atraer. Si extraemos su definición literal de la RAE, hablaríamos de “ganar la voluntad, afecto, gusto o atención de otra”. Seducir, por su parte, se vincularía al efecto de embargar y cautivar a alguien; o lo que es lo mismo, quedar grabado en la mente de otra persona. En ningún momento se habla de hacer uso de agentes externos, cosas materiales o tácticas infalibles sino de dos capacidades que todos tenemos de forma innata y que todo ser humano logra transmitir de forma natural. Realmente, basta con que una persona se sienta segura de sí misma, para proyectar esa misma imagen a los demás. Así que, si hablamos de un don que todas poseemos pero que a veces olvidamos por falta de confianza, ¿cómo logramos volver a fortalecer ese vínculo con nosotras mismas y recuperar nuestro magnetismo personal? Pues a través de estas cinco cuestiones.
El equilibrio mental y emocional es muy importante para borrar tanto nuestros miedos irracionales, como todas nuestras inseguridades. Eso sí, no existe una única opción para alcanzarlo, todo depende de la persona y sus necesidades. Por ejemplo, hay quien lo encuentra en los ejercicios de meditación o en el mindfulness que conjuga una amalgama de introspección, aceptación, conciencia, atención al cuerpo, actitud libre de juicios y concentración en el presente. Por otra parte, hay personas que necesitan acudir a un psicólogo o psicoterapeuta que le ayude a desarrollar las herramientas necesarias para combatir los temores, ansiedades y presiones que les condicionan y limitan. Todo lo que suponga detectar el foco de lo que te atosiga, combatirlo para liberar tu mente y alcanzar un mayor bienestar, bienvenido será.
¡Con esto no estamos diciendo que mañana mismo te apuntes al gimnasio! Para nada, sencillamente que escuches a tu cuerpo y descubras sus necesidades. Pero, por si todavía no te has atrevido a practicar ningún tipo de actividad, has de saber que la actividad física es toda una fuente de seguridad y autoestima, lo aseguran los expertos. Al proponernos pequeños retos durante la práctica de un deporte, cada objetivo que cumplamos sumarán un punto en la valoración y la visión que tenemos de nosotros mismos, reforzando nuestra confianza personal. Además, cada vez que damos un pasito más estamos rompiendo barreras y venciendo miedos, cosa que nos motivará en todos los aspectos de nuestra vida. Ya sabes: yoga, power walking en tu día a día, clases de GAP, danza, tablas de ejercicios en casa, spinning, ¡tú eliges!
Por otro lado, llevar una dieta saludable y completa, en la que consumas todos los alimentos necesarios, así como descansar las horas que tu cuerpo y tu mente requieren, te ayudarán a tener el corazón contento (como diría Marisol).
Una de las citas más compartidas en redes sociales es esta famosa frase de Audrey Hepburn: “Las mujeres felices son las más bellas”. Y no ha caído en saco roto. El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos concluyó que las mujeres que resultan más atractivas son precisamente las que irradian alegría y felicidad. Pero no es lo único, el humor también entra en juego.
Eric Barker, articulista en The Week, afirmó que “el humor es sexy” y un factor tan seductor en hombres como en mujeres, aunque no en el mismo grado. ¿Y a qué se debe? Pues según un estudio dirigido por Gil Greengross y Geoffrey Miller, a su relación con la inteligencia. La capacidad de desarrollar un gran sentido del humor, está íntimamente ligada a la inteligencia general y, en particular, a la verbal.
El atractivo no es cuestión de tendencias y a los hechos nos remitimos. Seguro que no es la primera vez que ves a alguien en la calle con un sencillo vaquero y una camiseta blanca y has pensado: “¡oye, qué mona va!”, porque a fin de cuentas todo es cuestión de comodidad. No es el hecho de maquillarte o no, seguir la moda o marcar tus propios derroteros; es identificar ese estilo con el que te identificas, te sientes fuerte y poderosa, ¡porque es así como te comerás el mundo! Inspírate, olvida lo superfluo y quédate con aquello que te resulte natural. Te aseguramos que lo detectarás al instante porque está íntimamente relacionado con nuestra personalidad.
En cuántas ocasiones te habrán dicho que nunca estaremos al gusto de todos, y es una verdad como un templo. Siempre habrá un comentario o una crítica que podría resultarte hiriente, pero en ese momento detente, piensa y relativiza. Las opiniones de personas a las que apreciamos y nos quieren, nos enriquecen y velan por nosotros son importantes. Las de quien no nos ofrece ese feedback, sino que nos hunden, nos deprimen y buscan minar nuestro autoestima, no merecen ser escuchadas (o leídas) ni ser tenidas en cuenta.
Ahora sólo queda mentalizarte, creértelo y seguir adelante con paso firme. Después de todo esto estarás lista para ser la mejor versión de ti misma, más radiante y más atractiva que nunca.
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