vivir
vivir
Cuando te impones una dieta estricta de adelgazamiento, te pesas a diario y te obsesionas con adelgazar, seguramente te cambie el humor de manera drástica, incluso con únicamente restringir la ingesta de calorías ya puedes estar irritable. Te contamos los mecanismos que se desencadenan cuando te pones a dieta.
Cuántas veces te has puesto a dieta y esta ha fracasado. Has cambiado de golpe todos tus hábitos alimenticios y te has apuntado al gym en un intento desesperado de perder esos kilos de más en tiempo récord y lo único que has conseguido es estar irritable, un terrible efecto rebote y una baja autoestima asociada a esa frustración que queda al no conseguir los objetivos (poco realistas) que te habías fijado.
Pues bien, no nos cansaremos de repetirte que deberías comer sano y hacer ejercicio todo el año pero sí que es verdad que ciertas dietas puntuales pueden ser un empujón o un plus en tu operación bikini. Sin embargo, es cierto que en muchas ocasiones las dietas estrictas fallan estrepitosamente, arrasando a su paso el estado de ánimo, la confianza y trayendo consigo ansiedad, tristeza, inseguridades y atracones responsables del temido efecto rebote.
El Dr José Luis Sambeat, médico experto en diagnóstico y tratamiento de la obesidad, explica que “La comida es un placer primario que puede llegar a producir en el cerebro una secreción de endorfinas, las llamadas hormonas del placer. Ese mecanismo fisiológico se produce de manera evidente cuando ingerimos alimentos que nos agradan como los dulces. Al eliminar esos momentos placenteros en nuestra rutina diaria, nos quedamos sin esos estímulos positivos.”
Recuerda que, aunque estés a dieta, siempre puedes buscar sustitutos saludables de esos alimentos que vas a eliminar en tus menús. Endulzantes naturales como plátanos o dátiles, sirope de ágave o estevia. Harinas de bajo índice glucémico para hacer repostería sana o utilizar vegetales para engañar al ojo elaborando platos de falsa pasta o bases de pizza healthy.
Según el Dr Sambeat “Muchas personas comienzan a agobiarse nada más tomar la decisión de dejar de comer ciertos alimentos. La razón se encuentra en la rigidez de algunas dietas que obligan incluso a pesar los alimentos o cocinarlos de apenas una o dos maneras.”
Además, explica el experto que “Ponerse a dieta está erróneamente asociado con pasar hambre, un estado que pone de muy mal humor y nos llega a acercar a la tristeza e incluso a estados depresivos. Las dietas restrictivas e hipocalóricas nos bajan el ánimo y, la incertidumbre de no saber cuándo acabará el régimen alimenticio, añade ansiedad y un sentimiento negativo que asocia el hecho de estar a dieta como algo peyorativo”.
Por eso nuestra recomendación es comer de forma equilibrada y saludable todo el año y, si vas a hacer un régimen alimenticio con restricciones calóricas o de alimentos concretos, hagas una comida trampa, recompensa o ‘cheatmeal’ a la semana. Este truco de saltarse la dieta ayuda a reducir la ansiedad y a minimizar la angustia de llevar una dieta estricta durante un largo periodo de tiempo. No te preocupes que tu figura no se va a resentir y solo vas a obtener efectos positivos.
Lo ideal es llevar progresivamente tu alimentación hacia una forma de dieta sana sin realizar grandes cambios en poco tiempo, sino dando un paso gradual hacia una vida más saludable. Así evitarás cambios de humor, tirar la toalla y podrás tener una mayor adherencia a la dieta. Date tiempo, no te castigues, por supuesto no pases hambre y prémiate con pequeños caprichos. Sin prisa pero sin pausa vas a poder integrar una nueva forma de comer en tu vida y, cuando quieras dar un empujón para quemar más grasa o bajar esos kilos de más, lo tendrás mucho más fácil sin tener altibajos anímicos. ¡Healthy and happy life!
Y a ti, ¿qué te engorda?
¿Tienes más de 40 años? Duerme más y bajarás de peso
La fruta, ¿mejor antes o después de las comidas?