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Nadie se salva de correr el riesgo de llegar a tener una relación tóxica. Y es que ésta no aparece avisando que ha llegado, para cuando te has dado cuenta ya estás envuelta en una relación en la que en vez de sumar a tu vida te está restando.
Y si alguien sabe de relaciones enfermizas es Jennifer Lopez. "Para mí, el viaje de las relaciones sentimentales ha sido un continúo sube y baja. El problema no tenía que ver con nadie más que conmigo, se trataba de que yo me descubriera", así ha comenzado la cantante que acaba de cumplir 50 años, una entrevista en la que sincera sobre sus fallidas y tórridas relaciones pasadas.
La artista que se ha casado en tres ocasiones y que ha salido con famosos tan distintos como: Marc Anthony, Sean Puffy Combs, Ojani Noa o Ben Affleck, cree que el truco para por fin tener un noviazgo sano y respetuoso como el que tiene con Alex Rodríguez, fue entender el valor que tiene amarse a sí misma. "Hasta que no aprendes a amarte no puedes amar completamente a [otra persona] de una manera que sea pura y verdadera", añadió.
Lopez sabe que en las relaciones tóxicas no solo hay violencia física, también hay otra mucho más silenciosa: “La única forma en que puedes ser maltratada es permitiendo que te maltraten, y eso fue algo que hice una y otra vez. Nunca he tenido un ojo morado ni un labio roto, pero he estado en relaciones en las que me he sentido maltratada de una u otra forma: mental, emocional y verbalmente. Sé lo que se siente al notar que tu espíritu se ve disminuido por la forma en que tu ser querido te trata”.
Lamentablemente, esta situación la viven cientos de miles de mujeres a diario.
Según el centro psicológico Cepsim, las relaciones tóxicas son aquellas que no nos hacen sentir bien, que nos impiden pensar con claridad, que nos dominan, que nos producen temores e incertidumbres. La pareja tóxica suele manipular, insultar (de manera directa o encubierta), menospreciar, acosar, abusar y mentir. Una persona que está viviendo una relación tóxica, suele tener las siguientes experiencias:
La persona que está en una relación tóxica siente miedo y rechazo, tanto que tiene que medir sus palabras y actos para no perturbar al otro o no ser amenazado con el abandono o el fin de la relación.
Hay un alto grado de ansiedad y tristeza en su vida, que compensa con los momentos de felicidad.
No vive tranquila, siempre está controlando las cosas que hace su pareja porque existe desconfianza, normalmente justificada por los actos del otro.
Solemos caer en este tipo de relaciones porque son patrones que ya “conocemos” en nuestro inconsciente. Parece que nos hacen repetir roles y objetivos antiguos, reexperimentar situaciones que no fueron resueltas en el pasado, demostrar e intentar alcanzar cosas que no fueron concluidas. Las causas son variadas y únicas de cada persona, quizás repitamos aquello que ya hemos vivido en la infancia, quizás idealicemos personas que nos recuerdan a alguien del pasado pensando que deben comportarse igual, las posibilidades son muchas.
Lograr salir de estas relaciones no es tarea fácil. La carga emocional, y el desgaste psicológico menguan terriblemente en el autoestima de los afectados. Al vivir en una relación tóxica los miedos e inseguridades aumentan, lo que hace más difícil que se puedan dejar.
Si estas viviendo una relación tóxica es recomendables que acudas a terapia para entender tus sentimientos y por qué tienes miedo a dejarla.
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