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Cómo combatir el síndrome postvacacional

¡Se acabó lo bueno! Pero no te deprimas antes de tiempo ni sucumbas al maldito síndrome posvacacional. Volver a la oficina con espíritu y hábitos renovados es posible. De hecho, septiembre puede ser tu oportunidad para cambiar todo lo que no funciona en tu vida profesional. Dos expertas nos explican cómo obrar el milagro.

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ixone díaz landaluce

En cuestión de horas, nuestra vida cambia de forma radical. De la hamaca, la cervecita y la siesta, pasamos a la silla de la oficina, el almuerzo de tupper y la taza de café para aguantar el tirón. De estar dos, tres y hasta cuatro semanas entre playas y chiringuitos, escapadas urbanas, aventuras mochileras o simple descanso, a retomar las jornadas interminables ante el ordenador, asistiendo a reuniones, tomando decisiones, lidiando con jefes y compañeros de trabajo... Desconectar es, efectivamente, maravilloso, pero volver a la rutina a menudo se convierte en un pequeño calvario.

Es lo que coloquialmente conocemos como síndrome posvacacional, que según algunos estudios afecta a más de un tercio de la población. El cuadro de síntomas va desde el cansancio, la falta de sueño, la somnolencia diurna y la falta de concentración a la ansiedad o la depresión. De hecho, septiembre es temporada alta en las consultas de los psicólogos. En circunstancias normales, las molestias remiten en un par de semanas, lo que nos cuesta adaptarnos de nuevo a vivir a ritmo de despertador. Pero afrontar septiembre de otra manera no solo es posible, sino también muy recomendable.

“Hay que entender la vuelta al trabajo como una oportunidad –explica Susana Zaballa, consultora y experta en bienestar en el ámbito laboral–. Llegas a la oficina con una calma y un equilibro renovados y hay que intentar prolongar ese estado. Si no, en cuestión de días estás pensando: “Parece que no me he ido”. ¿Cómo se hace eso? “Es un momento ideal para, de manera consciente, decir: “Voy a trabajar de otra manera” –apunta la experta–. Por ejemplo, evitando la multitarea. Muchas veces, la tecnología no juega a nuestro favor. Te entra un correo electrónico o te suena el móvil y te sacan de tu estado de concentración”. Zaballa recomienda silenciar el teléfono y las notificaciones mientras desarrollas un trabajo. Después, puedes dedicar media hora a contestar los correos y mensajes que has ido recibiendo.

Los tiempos de recarga también son esenciales. “ Cuando notas que estás saturado, hay que parar. Aunque sea 10 minutos. Puedes usarlos para tomar café con un compañero o hacer una pequeña pausa de meditación”, explica. Y aunque pueda parecer de perogrullo, dormir bien es básico. A ser posible, como hacías durante tus vacaciones. “Necesitamos ocho horas de sueño –dice Zaballa–. Mucha gente dice que con cinco están perfectos. Les digo: ‘Prueba a dormir ocho y ya verás qué versión tuya es esa”.

6 consejos para combatir el síndrome posvacacional:

  • Cambia el chip. Afronta la vuelta a la rutina como una oportunidad para cambiar los aspectos de tu trabajo (o de tu relación con tus compañeros) que menos te satisfacen.

  • No vuelvas de las vacaciones justo antes de reincorporarte. Date al menos un par de días para organizarte y tomar conciencia. Y si puedes, regresa al trabajo un miércoles o un jueves, para que el aterrizaje sea aún más suave y llevadero.

  • Evita las jornadas maratonianas. El regreso debe ser gradual y tus objetivos, realistas.

  • Aprovecha el buen tiempo. Los días, aún largos, son perfectos para actividades lúdicas, hacer deporte o quedar con los amigos. Tus vacaciones han terminado, el verano no.

  • Duerme ocho horas diarias. Y retoma gradualmente tus horarios habituales, sin renunciar nunca a las horas de sueño.

  • Distribuye tus días libres. Este año ya es demasiado tarde, pero el que viene divide tus vacaciones en dos o tres periodos a lo largo del año. La vuelta te será más llevadera si sabes que dentro de poco podrás desconectar de nuevo.

Volver a empezar (con cambios)

Pero el regreso a la oficina también puede servir para replantearnos nuestras relaciones personales en el trabajo. Sobre todo, cuando la interacción con jefes y compañeros se ha vuelto tóxica. “Las vacaciones nos pueden dar la distancia para entender cómo mejorar una relación conflictiva. A menudo, se trata de aceptar a esa persona tal y como es, y no pedirle algo que no es capaz de dar. También hay que aprender a decir las cosas. Por ejemplo, hay que saber cómo expresar una opinión sin ofender a nadie”, cuenta Zaballa, que asesora a empresas y cámaras de comercio sobre cómo garantizar el bienestar emocional de los empleados.

Para ella, el secreto está en aplicar las dos reglas de oro del mindfulness, una disciplina que aplica en el entorno profesional: “Prestar atención de manera consciente y sin juzgar a nadie. El mindfulness nos ayuda a lograr un estado de calma en el que eres consciente de tus emociones y capaz de gestionarlas. Pero también conoces las emociones de los demás y puedes empatizar con ellas. Es una herramienta esencial para desarrollar la inteligencia emocional, tan fundamental en el trabajo”.

Convertida en gurú del trabajo creativo, la británica Otegha Uwagba también defiende el poder del mindfulness: “Es un método eficaz para prevenir el estrés”, dice. Y, de hecho, recomienda practicarlo desde primera hora de la mañana. “Cuando te despiertes, quédate dos minutos en la cama con los ojos cerrados, concentrada en el movimiento de tu respiración al inspirar y espirar. En el transcurso del día, cuando sientas que la mente se escapa hacia pensamientos que te distraen, vuelve a concentrarte en la sensación del aire entrando y saliendo de tu cuerpo”. Es uno de los consejos de Little Black Book (publicado en España por Lumen) el libro que autoeditó el año pasado y que se agotó en dos días. Poco después, un agente literario llamaba a su puerta. Sus recomendaciones condensan su propia experiencia desde que dejó una prometedora carrera en la publicidad para crear la comunidad de mujeres profesionales Women Who.

“La multitarea está sobrevalorada –coincide Uwagba–. Es una forma agotadora de trabajar y reduce la eficacia. Hay que relegar el correo electrónico, la gestión y la actividad en redes sociales a momentos concretos del día”. Para maximizar la productividad, Uwagdba también propone empezar a trabajar una hora antes “sin que nadie te interrumpa”, pero sin caer “en el pozo sin fondo de internet”. Y para superar los bloqueos creativos, aconseja mimar el espacio donde trabajas, cuidando el orden, decorándolo con plantas o poniendo música de fondo. Y si tu oficina está en tu propia casa, propone cambiar de escenario laboral (una biblioteca, una cafetería o un espacio de coworking) al menos dos días a la semana.

Peligro: burn out a la vista

El “kit de herramientas para mujeres trabajadoras” de Uwagba contiene consejos para escribir un e-mail intachable, para tener la contabilidad al día, para construir tu marca personal... Y muchísimo más. Si toca hacer una presentación, recomienda grabarse durante los ensayos para detectar errores, pero también establecer contacto visual con el público a partes iguales. “Y olvídate de los efectos especiales, por favor. Nadie quiere ver cómo el título de tu diapositiva repta, revolotea o se desvanece”. Una mención especial merecen sus consejos para conseguir un aumento de sueldo: “Evita el lenguaje emocional, como “quiero” o “necesito” y opta por expresiones como “he conseguido” o “merezco”. Plantea tu petición como un argumento empresarial, no como algo que se derive de un deseo o una necesidad personal”.

Para Uwagba, sin embargo, el secreto del éxito se condensa en una palabra: networking, el arte de hacer contactos. “Procura que te conozcan por ser alguien que, además de pedir, se ofrece a ayudar a otros y cultiva las relaciones profesionales de forma constante, no solo cuando necesites algo”, dice.

Sin embargo, la experta reconoce que hay facetas, como el emprendimiento o la actividad creativa, que no son fáciles. Pero eso también tiene solución. Susana Zaballa aboga por el llamado emprendimiento slow para quienes están tratando de poner en marcha una pequeña start-up o quieren trabajar como freelance. “Hay que luchar contra la cultura de la autoexplotación y de la conexión permanente que sufren las personas que intentan levantar su propio negocio. El equilibrio es lo que te hará tener nuevas ideas, ser más creativa y cultivar valor añadido para tu empresa”, afirma.

Zaballa recuerda el caso de Arianna Huffington, que en 2007 se desmayó en su despacho, se golpeó en la cabeza contra la mesa y se levantó horas después en medio de un charco de sangre. Huffington, escritora, columnista y creadora del Huffington Post, era una víctima prototípica del síndrome del burn out, una peligrosa suma de agotamiento, privación de sueño y estrés acumulado. “No somos máquinas. Es obvio, pero a veces no somos conscientes. Si no paras tú, te para tu cuerpo. Tu sistema inmunitario falla y enfermas más a menudo. No es eficiente. Hay que estar siempre un puntito por debajo del máximo rendimiento, porque así tienes margen para un imprevisto. Si no, estás siempre al borde de ese burn out”.

Ella lo sabe por experiencia. Tras trabajar en Bolsa y en una consultoría, hizo crack. “ Más que ver la luz, vi la oscuridad. Me acerqué a la meditación como una medida desesperada y me funcionó. Para mí es la forma más inteligente de vivir”. Y quizá también de afrontar septiembre y sus retos, y de vivir la rentreé no como un drama, sino como una gran oportunidad.