Mientras esperamos que, por fin, c eda la curva de contagios por el coronavirus que tiene al mundo en vilo, la prudencia es obligatoria: nadie puede saber aún cómo será el mundo que nos espera después del coronavirus ni tampoco cómo llegaremos a la meta del último contagio. De momento, lo que ya sabemos es que tenemos dos semanas más de confinamiento por delante y que otros muchos países, de Australia a Reino Unido, también se lo plantean. En cada país, los recursos y decisiones médicas varían. Sin embargo, en Italia y España, los lugares en los que el Covid-19 golpea más duramente, encontramos una idéntica reacción social: música, canciones, juegos y aplausos a los médicos desde los balcones. Los vecinos parecen inasequibles al desaliento. Pero, ¿hasta cuándo?
De repente, los vecinos que antes se ignoraban se escuchan, cantan e intercambian saludos y ánimos. Quedan para tomar el vermú, reciben clases colectivas de gimnasia o juegan al bingo. Hasta cantan “Resistiré”, el himno del Dúo Dinámico, a voz en grito. Para los mayores y para los niños, estos encuentros en la terraza para escuchar, cantar o aplaudir son importantes, pues rompen la monotonía y permiten ampliar el estrecho círculo familiar. "Es una muy buena estrategia para estar conectados como sociedad", explica Julita Touriño del Colegio Oficial de Psicología de Galicia a Europa Press.
Los médicos, políticos y militares que cada día nos informan del avance o retroceso del virus se refieren a la experiencia que estamos viviendo como “una guerra contra un enemigo invisible”. Tiene, por tanto, sentido que la música tenga mucha presencia, casi tanta como en las contiendas bélicas, donde también servían de elemento de cohesión y de motivación. En “Músicas en tiempos de guerra. Cancionero 1503-1939”, Francesc Cortès y Josep-Joaquim Esteve explican cómo los cánticos bélicos manifiestan quiénes somos frente a los demás: “El factor psicológico es enorme. Las poesías y las melodías dibujan un horizonte dentro del cual el individuo puede reconocerse”.
Vídeo. El personal sanitario devuelve los aplausos a los ciudadanos
Ahora que l a cooperación resulta la clave de la superación de esta crisis, cualquier mecanismo que nos permita reconocernos como parte de un mismo grupo resulta central: cantar, aplaudir o jugar al bingo. Si lo hacemos juntos, es más fácil que sintamos el impulso de la solidaridad. Además, cantar disminuye la ansiedad según una investigación de la universidad turca de Baysal, publicada por la revista “Psychology of Music”. De hecho, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) ha creado el blog “Dinamiza tu cuarentena” para ofrecer recursos y consejos destinados a "afrontar el desaliento". ¿Podremos mantener este espíritu animoso todo lo que dure el confinamiento? Ojalá. Significaría que no nos ha vencido el peso de la cifra de los que, desafortunadamente, se irán.