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Encierro por el coronavirus, te avisamos: tenemos derecho a no seguir un solo tutorial, no ver ningún concierto en streming y sentirnos mal durante la cuarentena

Las propuestas para no aburrirse durante la cuarentena se reproducen al mismo ritmo que nuestro hastío ante tanta propuesta. ¿Hemos perdido entre iniciativas solidarias, mensajes optimistas y podcast nuestro derecho a estar tristes y tirados en el sofá? Es hora de reclamar el derecho a gestionar nuestro propio tiempo y emociones digan las redes sociales lo que digan. Bienvenido a la república independiente de tu cuarentena.

Tienes derecho a permanecer en silencio y no hacer nada de nada excepto cuidarte. Y por si te apetece ver cine, las diez películas que descubrirás si pinchas en la foto te subirán el ánimo./unsplash

Tienes derecho a permanecer en silencio y no hacer nada de nada excepto cuidarte. Y por si te apetece ver cine, las diez películas que descubrirás si pinchas en la foto te subirán el ánimo. / unsplash

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Hace 15 días pensábamos (inocentemente) que en 15 días se iba a solucionar todo e íbamos a recuperar nuestras vidas tras la crisis del coronavirus. Y echamos el resto: salimos a los balcones, mandamos memes y mensajes positivos , se pusieron en pie miles de iniciativas, se dieron consejos y videocharlas para todo lo divino y humano, tutoriales de deporte, apps de videoconferencias, talleres online para hacer pan, ganchillo, cortarse el flequillo en casa , listados de las mil películas que hay que ver, las series que te van ayudar en cuarentena, los postres que deberías cocinar…

De acuerdo, en apenas dos semanas de encierro por el coronavirus hemos conseguido más agenda que un ministro sin salir del salón de nuestra casa, lo cual tiene su mérito, pero ha dejado de lado una realidad: ¿cómo gestionamos en medio de esta vorágine de aplausos y mensajes positivos nuestro sentimiento de incertidumbre, de falta de control? ¿Qué pasa si lo que me apetece es hacerme bola en el sofá, pasar de la videoconferencia de tomar el vermú con los compañeros del gimnasio y perderme los conciertos en streaming por muy gratuitos que sean? ¿ Te convierte tu tristeza o pocas ganas de escuchar un podcast en el grinch de la cuarentena?

Sentirse mal es más saludable que saltar de una cosa a otra

Por mucho que nos cueste admitirlo, vivimos en una sociedad que nos dice que tenemos controlado casi todo, pero un bicho microscópico ha venido a demostrarnos que no es así. Y ese conocimiento tiene consecuencias: sentimos cosas (tristeza, desánimo, ira…) que ahora mismo parecen ir en contra de la actitud general.

Pasar de todo lo que te proponen también es una opción. / unsplash

“Lo importante es que tengamos en cuenta que tanto ahora como en nuestra vida más normalizada la existencia está llena de todo tipo de emociones, pero tendemos a tapar o a no querer ver las que nos resultan más desagradables (tristeza, ira, soledad, nostalgia…) porque nos generan sufrimiento, pero es que ese sufrimiento es necesario porque nos ayuda a crecer y a madurar”, explica la psicóloga Natalia Ortega de Pablo directora de Activa Psicología y Formación.

Si reflexionamos sobre nuestro confinamiento, hay un sentimiento que en este momento estamos intentando tapar con un frenesí de actividades, recomendaciones y vida virtual: la frustración. “Intentamos taparla con actividades y recursos que incluso están siendo artificiales en muchos de nosotros. Porque en nuestro día a día no haríamos este tipo de cosas, nos las están imponiendo para tapar emociones”, advierte la experta.

Pero en vez de huir de lo desagradable, lo saludable es que normalicemos que en la situación en la que estamos vamos a tener días malos, bajones... y que eso no significa que lo estemos llevando peor que los que parecen capaces de seguir doscientos tutoriales de hacer pan al día, simplemente que aceptamos que esas emociones entran a formar parte del recorrido que nos ha tocado vivir y que es un camino lleno de incertidumbre.

Además, intentar reprimir este tipo de emociones no es buena idea porque de una u otra manera acabarán saliendo: o bien afectando a nuestro cuerpo (en forma de dolores de cabeza, problemas digestivos, bajando nuestras defensas…) o provocando reacciones emocionales como explosiones de ira, lo cual no nos convierte, precisamente, en el mejor compañero de cuarentena posible.

En ocasiones, la soledad y la introspección es el mejor refugio. / unsplash

Aprovecha el momento para conocerte a ti misma (y haciendo lo que te dé la gana)

Hay una parte positiva en experimentar estas emociones mal catalogadas como negativas: que nos ayudan a conocernos mejor, a descubrir nuestras limitaciones y nos enseñan a pedir ayuda. “Ante ellas hay que pararse y permitirse no estar bien, reflexionar, buscar soluciones. Las emociones que son menos agradables nos ayudan a la búsqueda de soluciones y esa búsqueda hace que uno al final se sienta mejor consigo mismo por haber sido capaz de haber salido de una situación”, explica la psicóloga.

Por lo tanto, recuerda, puedes hacer cosas… o elegir no hacerlas y eso no significa que lo estés llevando peor que nadie. Si tus amigos insisten a quedar cada dos días a tomar el aperitivo por videollamada y a ti no te apetece, haz valer tu derecho a disfrutar de tu soledad por mucho que te tachen de aburrida, al fin y al cabo con tu negativa estás afrontando la situación de la manera que sabes.

Y toda esa gente que no hace deporte en todo el año y ahora está matándose a hacer abdominales... pues bienvenido sea el ejercicio, pero siempre que lo hagan porque es lo que les apetece hacer, no porque desde el entorno le empujen a hacerlo porque si no parece que no estás llevando bien la cuarentena. “En esta situación, tenemos que llevar rutinas, pero hay que marcarse las que a cada uno de nosotros le apetecen. Debemos darnos permiso para tomarnos el tiempo que necesitemos y ejercitar la introspección, centrarnos en nosotros mismos para conocernos mejor, que es algo que tenemos muy olvidado”, asegura Natalia Ortega de Pablo.

Vídeo. Tres modos naturales de acabar con el estrés

Por último, si estás empezando a vivir el café con videollamada con tu tía y el vermú de la una con los amigos como una obligación estresante… frena. “Al final, en una situación de confinamiento en tu casa la sociedad te sigue arrastrando a lo que tienes que ir haciendo. Pero esa sensación de agobio que sientes al pensar en todas las tareas que tienes por delante es una señal de que debemos poner un freno y priorizarnos a nosotros mismos”, advierte Natalia Ortega de Pablo. Así que, sí, tienes tu propio permiso para que si no te apetece salir a aplaudir esta tarde y prefieres quedarte haciendo un puzzle porque no estás de humor, lo hagas, porque no pasa nada.