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El mindfulness se ha revelado como un buen aliado de nuestro bienestar mental. Tanto es así que algunas de sus técnicas podemos usarlas no solo para calmar nuestros picos de estrés y ansiedad, sino para cosas tan variopintas como adelgazar. Y lo mejor de todo es que puedes emplear sus técnicas en casi cualquier momento y lugar, incluso mientras comes. Las personas que sufren estrés crónico o las que llevadas por su afán de hacer las cosas bien tienden a “machacarse” y sentirse culpable cuando cometen un error también pueden beneficiarse del mindfulness. Gracias al libro Confianza, 50 ejercicios de mindfulness y relajación para trabajar la autoestima de la Dra. Arlene K. Unger (ed. 5 tintas), hemos descubierto una técnica para cuando esos sentimientos de culpa, arrepentimiento o remordimiento nos bloquean. ¿La quieres conocer?
Para recuperar la confianza en ti misma después de haber cometido un error tienes que ser consciente de tu discurso interior. Si está plagado de reproches, es hora de hacer algo para romper ese círculo vicioso. Busca un lugar tranquilo donde puedas sentarte con calma y dedicar un par de minutos a respirar prestando atención a cómo se llenan y se vacían tus pulmones de aire.
Tras las respiraciones, enfoca tu mente hacia el suceso del que te arrepientes y del que te estás culpando. Presta atención a cómo reacciona tu cuerpo al evocar ese instante, si alguna de sus partes se tensa o te sientes incómoda. Ahora percibe las sensaciones y sentimientos que te provoca esa evocación y no las contengas, deja que fluyan.
Vídeo. 5 formas de motivarte a practicar mindfulness
Ha llegado el momento de acertar tu fallo y verbalizar lo que hiciste mal. Analiza con cuidado y sin sentimientos lo sucedido y dí en voz alta de lo que te puedes responsabilizar y de lo que no. Por ejemplo, puede ser cierto que perdiste la paciencia en esa situación, pues dilo. Pero también date cuenta de qué factores estaban fuera de tu control en ese momento. Enumera en voz alta todo lo que no fue responsabilidad tuya. Por último, explícate qué has aprendido de la experiencia y todo lo que has hecho ya para reparar el error.
Ha llegado el momento de que te perdones. afirma en voz alta, “me perdono y me permito volver a empezar”. Deja que aflore un sentimiento de relajación mientras reafirmas tu perdón. Imagina que estás bañándote en un río y que el agua limpia se lleva todo lo malo, incluidos tus sentimientos de culpa y auto recriminaciones. Poco a poco deja que la imagen del río desaparezca de tu mente y abre los ojos despacio.