vivir
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Si la vida te da limones, haz limonada. Esa fue la máxima que cumplió a rajatabla Beyoncé tras descubrir que su marido le fue infiel y le sirvió para utilizar la furia y la pena que sentía en mutar de diva a divísima y en firmar uno de sus discos más exitosos: lemonade. No sabemos qué está haciendo Paloma Cuevas con los limones que le está proporcionando la vida a cuenta de la relación de su futuro ex marido Enrique Ponce con la acaramelada Ana Soria, pero la ciencia quizá pueda ayudar a que pase por este trance con más entereza. ¿Por qué? Por que la experiencia afirma que las mujeres que han sido engañadas en el amor, al final, ganan. O eso afirma un estudio.
Investigadores de Nueva York y el University College de Londres tras recopilar los datos de 5.000 mujeres que han pasado por el mismo trance que Paloma Cuevas han concluido que tras el primer estallido de dolor y rabia llega la sabiduría. El antropólogo Graig Morris, principal autor del estudio, lo explica así: “la mujer traicionada supera esta experiencia con lo que llamamos mayor inteligencia de apareamiento lo que, a largo plazo, le permitirá detectar mejor en sus futuras parejas las señales que indican su valor”.
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Según esto no es solo posible que el siguiente novio/amigo/pareja de Paloma Cuevas sea un dechado de virtudes, es que según otra de las conclusiones de esta investigación, si decidiera no volver a tener pareja nunca también sería feliz.
El malestar por perder ante una rival sexual y darse cuenta que ningún hombre debería proporcionar tal cantidad de dolor a alguien que se supone que amana hace que muchas mujeres decidan elevar el listón, y si nadie llega a él, lo viven con serenidad. Mantenerse alejadas de los hombres que no les merecen la pena las hace emprender un camino de autoconocimiento y desarrollo personal más fértil que el que hubieran seguido si se hubieran quedado en su relación. ¿Quién ha salido entonces ganando?