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Ni te cuesta hacer amigos, ni conocer gente nueva y, de hecho, siempre tienes alguien a tu vera, rondándote… pero al final todo queda en nada. El agobio te puede y te cuesta dejarte llevar y hacer que eso que ha comenzado tan bien llegue a mayores. Si alguna vez te has sentido así y además eres de las personas a las que en general, le cuesta tomar grandes decisiones, no cabe duda: puedes estar sufriendo un ataque de miedo al compromiso. Si quieres saber qué puedes hacer para superarlo y por qué sientes lo que sientes, sigue leyendo.
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Tras la incapacidad para escoger trabajar una relación profunda con una persona que nos gusta y a la que le gustamos se esconde, en muchas ocasiones, el miedo al rechazo y al fracaso sentimental. Si a una persona le asusta lo mal que se va a sentir si las cosas salen mal es difícil que escoja mantener una relación amorosa a largo plazo.
Toca hacer autoanálisis y chequear si realmente no estás con nadie porque no quieres o porque el miedo de lo que pueda pasar si te enamoras y la cosa va a más te lo impide. Si tu caso obedece a la segunda sensación, ponle palabras a tu miedo. Quizá seas una perfeccionista que no puede fallar nunca en nada y una relación es algo que se escapa a tu control. O quizá tienes miedo de perder tu libertad porque tienes una percepción muy poco saludable de las relaciones: recuerda, las relaciones sanas son las que suman no las que restan cosas a tu vida.
Estés en el caso en el que estés, si consigues ponerle nombre a tu miedo ( “tengo miedo a que me dejen”, “tengo miedo a no poder hacer lo que me gusta”...) habrás dado el primer paso para enfrentarte al problema.
El primer consejo es que dejes de pensar en el pasado. Muchas personas tienen miedo al compromiso porque han sufrido una experiencia sentimental negativa en el pasado. Pero lo que pasó no debería ser lo que impida tu felicidad futura. Proyéctate en el futuro: ¿realmente quieres pasar sola el resto de tu vida? Si no es así es hora de tomar cartas en el asunto.
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Debes desaprender tu manía de no tomar decisiones importantes dejando que sean las circunstancias las que decidan por ti. Es mucho más sencillo vivir sin decidir y dejar que todo fluya sin implicarte, pero también mucho menos satisfactorio.
No hace falta que empieces la casa por el tejado y decidas tener pareja mañana mismo, si la indecisión es una constante en tu vida reflexiona sobre qué es lo que te tiene paralizada y toma las riendas de tu vida. Cuando ganes seguridad en otros aspectos de tu vida, también serás capaz de tomar decisiones en la esfera de lo sentimental. Y ten en mente todo lo bueno que te vas a perder en tu vida (amorosa y no amorosa) si dejas que el miedo gane la partida.